La aspiración de Escrivá
Se ha corrido estos días por los círculos de poder que el titular de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, aspira a sustituir a Nadia Calviño como vicepresidente económico. La ministra, además de estar harta de tantas presiones de unos y otros, aspira a un alto cargo internacional. Sánchez preferiría dejarlo como está. En tiempo de turbulencias no hacer mudanzas. economía quedó invernada unos meses, se quiera poner en marcha la maquinaria de la producción. Si no se gasta no se vende y si no se vende las empresas tienen que cerrar. Hay que sacudirse el miedo y gastar, pero todo tiene un límite. Como afirmaba Aristóteles, “la virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un termino medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”.
Pues en esas estamos, parece existir una auténtica conspiración contra los ahorradores. Si vas al banco para que te guarden el dinero no solo no te pagan a cambio ningún interés, sino que te cobran. Si pretendes beneficiarte fiscalmente con un plan de pensiones individual tampoco es posible. Si quieres evitar una vejez pobre tienes que confiar en el Estado o convencer a tu empresa de que haga un plan de pensiones colectivo, y a saber.
Invertir sin riesgo es una ruina y con riesgo una temeridad. ¿Qué alternativas tienen los ahorradores? Comprar pisos y volver a la economía del ladrillo. No quedan muchas más opciones. Y después de unos años volveremos a criminalizar a los ciudadanos por haber contribuido insensatamente a crear otra burbuja inmobiliaria.
Al final de todo este caos regulatorio lo que pasa es que estamos dejando a las futuras generaciones una deuda descomunal, que más pronto que tarde desembocará en una nueva crisis financiera como ocurrió hace una década. Una cosa son las políticas a corto plazo y otra muy distinta es el mensaje que se envía a los ciudadanos desde el poder: que el ahorro y la austeridad son virtudes perversas.