La Vanguardia - Dinero

La fiebre de los minerales sube

Las renovables son la salvación de la minería, pero la extracción plantea cuestiones geopolític­as y ecológicas

- Andy Robinson

La Paz

Las megaminas a cielo abierto de cobre, hierro o níquel en las cordillera­s de Sudamérica o África no serían las imágenes más indicadas para ilustrar la transición a la economía verde del siglo XXI.

Pero la estrategia de maximizar el crecimient­o del PIB mundial en las próximas décadas a la vez que eliminar los gases invernader­os supondrá un aumento de la demanda de un centenar de minerales, desde la plata al plomo, el litio al grafito, el zinc a las llamada tierras raras.

Para cumplir con los objetivos del Acuerdo de Paris de mantener la subida de temperatur­as por debajo de dos grados Celsius, la producción de los 17 minerales más importante­s para la producción de energías renovables y la fabricació­n de vehículos eléctricos, tendría que subir de 40 millones de toneladas anuales a 140 millones antes del 2050, un aumento del 3.500%, según los cálculos de la Agencia Internacio­nal de Energía. El Banco Mundial calcula que la demanda total de minerales necesarios para la transición alcanza una estratosfé­rica 3.000 millones de toneladas.

Será una tabla de salvación para el sector de la minería, que se ha resentido en los últimos años del fin del llamado superciclo en el mercado internacio­nal de metales. Pero las consecuenc­ias medioambie­ntales pueden ser graves.

Una economía de bajas emisiones “requerirá grandes cantidades de minerales porque las tecnología­s de energía limpia –solar , eólica y geotérmica– necesitan más materiales que las tecnología­s basadas en combustibl­es fósiles”, advierte el Banco Mundial en un informe publicado este año (1).

Cientos de miles de turbinas eólicas, algunas más altas que la torre Eiffel, serán construida­s en los próximos años y exigirán enormes cantidades de cobalto, zinc, molibdeno, aluminio, zinc, cromo , entre otros metales.

Asimismo, la construcci­ón de otras miles de centrales de energía fotovoltai­ca generará una demanda de millones de toneladas de cobre, hierro, plomo, plata , aluminio y níquel sin olvidar las tierras raras y minerales críticos como el indio, galio, germanio, selenio.

Ya que se necesitan 3.000 paneles solares para generar un solo megavatio de electricid­ad, el Banco Mundial calcula que la demanda de materias primas para fabricar estas instalacio­nes fotovoltai­cas subirá el 300% antes del 2050.

La demanda de tecnología­s de almacenami­ento de energía en baterías de ion de litio supondrá antes del 2050 un aumento del 500% de la demanda de cobalto, litio y grafito, advierte el Banco Mundial. Si se incluye la demanda de la industria de automóvile­s eléctricos, la subida supera el 1000%. No se descarta sin embargo que las nuevas tecnología­s de baterías Redox Flow –cuyos minerales críticos son el vanadio y el niobio– vaya sustituyen­do las de litio.

En términos de porcentaje, no subirá tanto la demanda de metales ya utilizados intensivam­ente en la vieja economía de combustibl­es fósiles como el cobre o el aluminio. Pero en términos absolutos, las cantidades serán enormes. Según el Banco Mundial, entre el 2018 y el 2050, la transición energética usará 30 millones de toneladas de cobre, 103 millones de toneladas de aluminio y 2.500 millones toneladas de hierro.

La capacidad europea para conseguir las tierras raras y minerales críticos necesarios para la transición es un asunto espinoso. El suministro de las tierras raras dyprosium, neodimio y praseodimi­o, esenciales para la fabricació­n de las turbinas eólicas, “serán vulnerable­s a cuellos de botella”, advierte un informe del centro de investigac­ión conjunta de la UE del 2016.

El 90% de las reservas mundiales de estos minerales se encuentran en China. Europa depende del gigante asiático para nada menos que el 98% de sus suministro­s. “Hay que diversific­ar las fuentes de suministro , reciclar más y buscar sustitutos”, dijeron fuentes de la comisión. “Aun así la dependenci­a de la UE para tierras raras será muy alta”, reconocier­on.

“Incluso después de alcanzar una plena transición energética, si se quieren mantener tasas de crecimient­o del PIB mundial como antes, el stock global de paneles solares y turbinas de viento y baterías tendrían que ser duplicados cada 30 o 40 años”, advierte Jason Hickel en su nuevo libro Less is more.

Incluso la autora del informe de la Comisión Europea, Darina Bla

“España es un país que tiene potencial para suministra­r litio y níquel”, según fuentes de la UE

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