La fiebre de los minerales sube
Las renovables son la salvación de la minería, pero la extracción plantea cuestiones geopolíticas y ecológicas
La Paz
Las megaminas a cielo abierto de cobre, hierro o níquel en las cordilleras de Sudamérica o África no serían las imágenes más indicadas para ilustrar la transición a la economía verde del siglo XXI.
Pero la estrategia de maximizar el crecimiento del PIB mundial en las próximas décadas a la vez que eliminar los gases invernaderos supondrá un aumento de la demanda de un centenar de minerales, desde la plata al plomo, el litio al grafito, el zinc a las llamada tierras raras.
Para cumplir con los objetivos del Acuerdo de Paris de mantener la subida de temperaturas por debajo de dos grados Celsius, la producción de los 17 minerales más importantes para la producción de energías renovables y la fabricación de vehículos eléctricos, tendría que subir de 40 millones de toneladas anuales a 140 millones antes del 2050, un aumento del 3.500%, según los cálculos de la Agencia Internacional de Energía. El Banco Mundial calcula que la demanda total de minerales necesarios para la transición alcanza una estratosférica 3.000 millones de toneladas.
Será una tabla de salvación para el sector de la minería, que se ha resentido en los últimos años del fin del llamado superciclo en el mercado internacional de metales. Pero las consecuencias medioambientales pueden ser graves.
Una economía de bajas emisiones “requerirá grandes cantidades de minerales porque las tecnologías de energía limpia –solar , eólica y geotérmica– necesitan más materiales que las tecnologías basadas en combustibles fósiles”, advierte el Banco Mundial en un informe publicado este año (1).
Cientos de miles de turbinas eólicas, algunas más altas que la torre Eiffel, serán construidas en los próximos años y exigirán enormes cantidades de cobalto, zinc, molibdeno, aluminio, zinc, cromo , entre otros metales.
Asimismo, la construcción de otras miles de centrales de energía fotovoltaica generará una demanda de millones de toneladas de cobre, hierro, plomo, plata , aluminio y níquel sin olvidar las tierras raras y minerales críticos como el indio, galio, germanio, selenio.
Ya que se necesitan 3.000 paneles solares para generar un solo megavatio de electricidad, el Banco Mundial calcula que la demanda de materias primas para fabricar estas instalaciones fotovoltaicas subirá el 300% antes del 2050.
La demanda de tecnologías de almacenamiento de energía en baterías de ion de litio supondrá antes del 2050 un aumento del 500% de la demanda de cobalto, litio y grafito, advierte el Banco Mundial. Si se incluye la demanda de la industria de automóviles eléctricos, la subida supera el 1000%. No se descarta sin embargo que las nuevas tecnologías de baterías Redox Flow –cuyos minerales críticos son el vanadio y el niobio– vaya sustituyendo las de litio.
En términos de porcentaje, no subirá tanto la demanda de metales ya utilizados intensivamente en la vieja economía de combustibles fósiles como el cobre o el aluminio. Pero en términos absolutos, las cantidades serán enormes. Según el Banco Mundial, entre el 2018 y el 2050, la transición energética usará 30 millones de toneladas de cobre, 103 millones de toneladas de aluminio y 2.500 millones toneladas de hierro.
La capacidad europea para conseguir las tierras raras y minerales críticos necesarios para la transición es un asunto espinoso. El suministro de las tierras raras dyprosium, neodimio y praseodimio, esenciales para la fabricación de las turbinas eólicas, “serán vulnerables a cuellos de botella”, advierte un informe del centro de investigación conjunta de la UE del 2016.
El 90% de las reservas mundiales de estos minerales se encuentran en China. Europa depende del gigante asiático para nada menos que el 98% de sus suministros. “Hay que diversificar las fuentes de suministro , reciclar más y buscar sustitutos”, dijeron fuentes de la comisión. “Aun así la dependencia de la UE para tierras raras será muy alta”, reconocieron.
“Incluso después de alcanzar una plena transición energética, si se quieren mantener tasas de crecimiento del PIB mundial como antes, el stock global de paneles solares y turbinas de viento y baterías tendrían que ser duplicados cada 30 o 40 años”, advierte Jason Hickel en su nuevo libro Less is more.
Incluso la autora del informe de la Comisión Europea, Darina Bla
“España es un país que tiene potencial para suministrar litio y níquel”, según fuentes de la UE