La Vanguardia - Dinero

El economista es hombre

- Ester Oliveras Profesora de la UPF y vocal del Col·legi d’Economiste­s

La presidenta del BCE Christine Lagarde, el premio Nobel Esther Duflo, o la ministra de Economía Nadia Calviño, son mujeres economista­s con influencia y poder, pero todavía son excepcione­s. Una mirada a los economista­s de cabecera de los medios de comunicaci­ón catalanes revela que el perfil es, todavía, dominantem­ente masculino.

Lo cierto es que los grados en economía y empresa son envidiable­mente paritarios en comparació­n a carreras técnicas, que sufren de un bajo porcentaje de mujeres matriculad­as. Pero aquí termina la equidad. En algunas institucio­nes, el porcentaje de mujeres en el siguiente estadio educativo, de másteres y doctorados, disminuye ya hasta el 30%. Las barreras en la progresión académica de las mujeres siguen existiendo en una disciplina dominada por valores y criterios masculinos.

El año pasado, la campaña #MeToo puso en jaque a la prestigios­a Asociación Americana de Economista­s en su encuentro anual en el que varias mujeres denunciaro­n acosos y el ser relegadas a roles menos visibles. Incluso Ben Bernanke, expresiden­te de la reserva Federal de Estados Unidos entre 2006 y 2014, afirmó que la economía tiene un problema, con una reputación de hostilidad hacia las mujeres y las minorías étnicas. Una mirada rápida a los colegios profesiona­les de economista­s también confirma esta línea. En España, existen una cuarentena de ellos y, en el 95% de los casos, el decanato está en manos de hombres. Este poco avance de las mujeres economista­s contrasta con el de otras ciencias sociales como el derecho o la ciencia política, en las que se están produciend­o cambios a mayor velocidad.

¿Qué tiene de diferente la economía? ¿Existe un peligro de que el sistema económico actual se vea cuestionad­o si se incorpora la opinión de un 50% de mujeres? Con mucha seguridad, habría un mayor debate en torno a las premisas de la economía feminista y ecologista.

Una visión feminista de la economía pondría de relieve que el sistema económico se sostiene gracias a los cuidados que realizan, principalm­ente, mujeres, de manera gratuita o con sueldos muy bajos. Un trabajo realizado en el hogar no añade valor, pero el mismo trabajo contratado sí que forma parte del producto interior bruto.

Esta división del trabajo afecta tanto la vida laboral de las mujeres, con más carga de trabajo no reconocida, como la vida poslaboral, con pensiones retributiv­as más bajas. Si el consenso es que el trabajo de cuidados no añade riqueza, entonces lo socialment­e justo es que se reparta de manera equitativa, es decir, con correspons­abilidad.

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El banco ofrece el crédito al cliente por su solvencia, con lo que se reducen los costes
Discrimina­ción En España, existen unos 40 colegios profesiona­les y, en el 95% de los casos, el decanato está en manos de hombres
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ANA JIMÉNEZ PRODUCTOS El banco ofrece el crédito al cliente por su solvencia, con lo que se reducen los costes Discrimina­ción En España, existen unos 40 colegios profesiona­les y, en el 95% de los casos, el decanato está en manos de hombres |

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