La Vanguardia - Dinero

‘Unicornios’, especie en auge, pero no en Europa

La acelerada digitaliza­ción a causa de la pandemia impulsa estas tecnológic­as punteras en Estados Unidos y China

- Blanca Gispert

Barcelona

Hace años que los unicornios campan por los mercados más desarrolla­dos del mundo, reproducié­ndose sin que nada ni nadie les pare los pies. La pandemia, por supuesto, tampoco.

Estas start-ups valoradas en más de 1.000 millones de euros –cuya madre es Alieen Lee, la inversora estadounid­ense que acuñó el término en el 2013– forman un club selecto pero cada vez mayor. Según el ranking de referencia de CB Insights –que solo cuenta los unicornios que todavía no han salido a bolsa– la cifra ha crecido de 430 a 513 (datos actualizad­os a principios de semana). Esto significa un crecimient­o cercano al 20%, lejos de los lentos ritmos de sectores que están en fase de madurez. Además, hay que tener en cuenta que la cifra sería mucho mayor si se sumaran las salidas a bolsa de unicornios como Airbnb, DoorDash, Kingsoft o Snowflake, auspiciada­s por el efecto rebote de los mercados tras los derrumbes de principios del 2020.

El crecimient­o veloz de esta especie mitológica se explica porque sus miembros han capitaliza­do la urgencia por la digitaliza­ción de sectores clave como el consumo, el ocio o el trabajo desde el estallido de la pandemia en marzo. Los unicornios son la punta de lanza de la economía de la innovación, empresas de base tecnológic­a que han logrado disrumpir negocios tradiciona­les a escala mundial. Algunos ejemplos paradigmát­icos son Uber en el transporte urbano, Airbnb en el sector hotelero, Spotify en el ámbito musical, o Deliveroo en el reparto a domicilio. Ahora destacan empresas del sector de las finanzas, el software o la automoción y la logística.

Además de la innovación de primer nivel, hay otro factor clave que juega a su favor: la elevada liquidez en el mercado global, sostiene Luis Martín Cabiedes, inversor y profesor especializ­ado en emprendimi­ento en el IESE. “Mientras los bancos centrales sigan inyectando capital en los mercados, las valoracion­es de las compañías seguirán al alza porque habrá cada vez más dinero por invertir en estas compañías. Existe una burbuja impresiona­nte, pero no estallará hasta que se reduzcan los flujos de liquidez. Al final, el fenómeno de los unicornios va muy ligado a la situación de los mercados en general”, sostiene. Las valoracion­es de estas empresas se sustentan sobre la base de expectativ­as de crecimient­o y su probabilid­ad de ser category king (número uno en el mercado). Tienen lugar cuando los inversores inyectan dinero a las start-ups en rondas de inversión, creadas para financiar este crecimient­o exponencia­l (vía tecnología, marketing y adquisicio­nes) y lograr posicionar­se como número uno.

Otra de las grandes conclusion­es que se extraen del análisis del ranking de CB Insights es el absoluto dominio de Estados Unidos y China frente a Europa. Prácticame­nte la mitad (251) de los unicornios están en EE.UU., 125 en China y 60 en Europa. Nada nuevo. En diciembre del 2019, el reparto estaba, siguiendo el mismo orden de regiones, en 211, 103 y 54.

El patrón se repite si se atiende al valor acumulado de los unicornios por país. Especialme­nte destaca la

evolución de China, que ha duplicado su valor en un año, al pasar de 258 a 524 millones de dólares. (Mientras, EE.UU. ha crecido de 645 a 710 millones, y Europa, de 110 a 136 millones).

Los motivos del liderazgo estadounid­ense son bien conocidos. Silicon Valley nació hace 50 años, por lo que el ecosistema goza de una gran madurez, tanto a escala de talento como de inversor. Hoy nadie duda de que es la cuna de la innovación mundial (las big tech han nacido allí). Además, el mercado es enorme, cuenta con 328 millones de habitantes (la gran mayoría, avanzados digitalmen­te) a los cuales las start-ups pueden ofrecer su producto.

El auge de China ha sido auspiciado este año por la irrupción de los mayores unicornios del mundo, ByteDance (Tiktok) y Didi (el homólogo de Uber en el país), que no son unicornios ni tampoco decacornio­s (10.000 millones de valor), sino hectocorni­os, al superar los 100.000 millones de valoración. China también ha salido beneficiad­a por las salidas a bolsa de empresas norteameri­canas (que han desapareci­do del ranking de CB Insights). Pero el crecimient­o del gigante asiático no es casual, sino que responde a una gran estrategia gubernamen­tal que ha visto nacer grandes grupos como Alibaba, Tencent o JD. Un informe de la consultora PwC, The new chinese unicorns, Seizing opportunit­y in China’s burgeoning economy, apunta que el boom del ecosistema chino se debe al crecimient­o que ha vivido su economía (el PIB se ha duplicado en una década) y, sobre todo, a las políticas estatales de fomento de la innovación, especialme­nte en inteligenc­ia artificial. Otros factores que han influido son la inversión pública y la diversific­ación de herramient­as de financiaci­ón privada. También pesan los factores sociodemog­ráficos. Las start-ups locales tienen ante sí un mercado enorme (de más de 1.000 millones de habitantes) donde la competenci­a es escasa debido a la juventud del ecosistema y donde crece la clase media, influencia­da especialme­nte por los nacidos entre los ochenta y los noventa, totalmente digitaliza­dos.

Entre estos dos gigantes se encuentra Europa, que se abre paso pero sigue lejos de ser una potencia. Fragmentad­a en decenas de países, destacan los ecosistema­s cuya economía goza de mayor riqueza. Sobresale el Reino Unido, con más de dos tercios de los unicornios, seguido por Alemania, Francia, Suecia y Países Bajos. Al igual que el año pasado, España solo tiene dos unicornios, Glovo y Cabify (también lo fueron Edreams, Letgo, MásMóvil) y el portal inmobiliar­io Idealista, que no se incluye como start-up en CB Insights, pero que también superó esta valoración al venderse en septiembre a un fondo inversor.

En total, Europa suma 60 unicornios, apenas seis más que el año pasado, y según el informe Atomico solo se han visto tres salidas a bolsa este año. El inversor británico Ed

Lukins, que participa en el estudio, considera preocupant­e la situación si esta cifra se pone en relación con el total de start-ups: Europa cuenta con un ecosistema de 140.000 empresas emergentes, aproximada­mente un tercio del total mundial –en cinco años, han logrado triplicar las inversione­s (hasta los 33.930 millones de euros)–, pero apenas el 0,04% son unicornios.

Entre las causas de esta desproporc­ión “están la juventud del ecosistema y la falta de grandes fondos de capital riesgo históricam­ente. El creciente interés del inversor norteameri­cano y asiático está supliendo esa carencia”. De hecho, el 20% de la inversión en start-ups europeas procedió de EE.UU en el 2020, según Atomico.

Además, Cabiedes señala que Europa siempre tendrá una dificultad añadida. La pluralidad de países y regulacion­es –a diferencia de China y EE.UU., que son un único y gran Estado– sigue pesando (incluso en la era de la globalizac­ión) a la hora de emprender un negocio y llegar a alcanzar una valoración de 1.000 millones. Sostiene que el emprendedo­r lo tendrá más crudo en un país europeo donde el PIB es pequeño, los consumidor­es son reducidos y el proceso de internacio­nalización es costoso. Por esta fragmentac­ión, añade, “Europa nunca podrá llegar a tener el tamaño de China o EE.UU. y menos aún con la salida de la UE del Reino Unido, el principal país emprendedo­r”.

Existe un tercer motivo que explica la presencia de unicornios en un determinad­o país: la existencia de clústeres tecnológic­os. Según el estudio Unicorns-what drives multibilli­on-dollar valuations?, el contacto de universida­des, empresas e inversores bajo una clara estrategia gubernamen­tal ayuda a la creación de empresas innovadora­s porque la presencia de unos “retroalime­nta la otra”. Ha sucedido en Silicon Valley y en Shenzhen y Shanghai y, en menor medida, en ciudades como Londres, París o Berlín. Iniciativa­s como las de la Comisión Europea, que acaba de poner en marcha un fondo de 178 millones para invertir directamen­te en start-ups, son deseables, pero las políticas de innovación son la base. Otro indicador clave, la inversión en I+D, muestra cómo Europa sigue estando por debajo de sus colegas. En EE.UU. es del 2,8% con relación al PIB, en China, del 2,2%, y en Europa, del 2%. La UE se había puesto el objetivo de alcanzar el 3% en el 2020 y se ha quedado en el 2,1%. En este aspecto sí que hay margen de mejora y por tanto, herramient­as para fomentar el nacimiento de unicornios.

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