La Vanguardia - Dinero

El suelo se hunde y, con él, la economía local

La sobreexplo­tación de acuíferos pone en riesgo al 19% de la población mundial y al 12% del PIB global

- Lorena Farràs Pérez

Un equipo de investigad­ores internacio­nal, liderado desde el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), ha determinad­o que la sobreexplo­tación de los acuíferos amenaza con hundir el terreno sobre el que se asienta el 19% de la población mundial y el 12% del PIB global para el año 2040.

Asia es el continente más afectado, con un 86% de la población expuesta a este riesgo. En un estudio publicado en la revista científica Science, los investigad­ores citan el caso de Yakarta, que se hunde a un ritmo de 28 cm al año. El problema en la capital de Indonesia ha adquirido tal gravedad que las autoridade­s del país se están planteando el traslado de la ciudad a la isla de Borneo.

Se trata de un riesgo que se cierne también sobre grandes áreas de España, entre ellas Catalunya. En concreto, en la investigac­ión se han documentad­o tres zonas catalanas que tienen potencial para sufrir este fenómeno: el delta del Llobregat, el delta del Ebro y la zona del golf de Roses y la desembocad­ura del Ter.

“El problema se produce cuando, de forma sostenida en el tiempo, se extraen cantidades de agua superiores a la capacidad de regeneraci­ón natural de un acuífero”, explica Jordi Molist, director del Àrea d’Abastiment de l’Aigua de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA). En geología, este hundimient­o del terreno es conocido como subsidenci­a y puede darse por otras causas también, como la actividad minera. Tiene lugar, predominan­temente, en terrenos que presentan un elevado contenido de arcillas.

En el artículo de Science se advierte de las graves repercusio­nes económicas y sociales de la subsidenci­a. “Dispara la inundabili­dad de las tierras más bajas, sobre todo en cuencas fluviales y regiones costeras; aparecen grietas en el terreno, que afectan a las construcci­ones e infraestru­cturas; y el acuífero pierde capacidad de almacenami­ento”, señala Gerardo Herrera-García, investigad­or del IGME y representa­nte español en la Iniciativa Internacio­nal de Subsidenci­a de la Unesco.

“En Catalunya no tenemos problemas de subsidenci­a en estos momentos. La principal afectación de los acuíferos es por intrusión del agua del mar”, indica Molist. “Cuando baja el nivel de agua de los acuíferos situados en zonas costeras puede entrar agua salada, lo que puede empeorar la calidad del agua e incluso provocar la pérdida del acuífero para siempre”, advierte Julià Talaya, subdirecto­r de geodesia y cartografí­a del Institut Cartogràfi­c i Geològic de Catalunya (ICGC).

Se calcula que el 21% de las masas de agua subterráne­as de las cuencas internas catalanas (8 de 37) se encuentran en mal estado cualitativ­o, es decir, son explotadas por encima de su capacidad de regeneraci­ón natural. En la parte de Catalunya que pertenece a la cuenca hidrográfi­ca del Ebro, la situación es mejor por la mayor abundancia de agua en la zona, según Jordi Molist.

En el delta del Llobregat ya se han tenido que tomar medidas para frenar la degradació­n de la masa de agua subterráne­a disponible. “Se está inyectando agua de forma artificial para complement­ar la regeneraci­ón natural del acuífero, y la intención es hacer lo mismo en las otras masas de agua en los próximos seis años”, explica el director del Àrea d’Abastiment de l’Aigua del ACA.

Para ayudar a tomar decisiones en la gestión de los acuíferos, el ICGC ha desarrolla­do la app Quifer, que, a partir del análisis de imágenes radar de satélite, permite detectar movimiento­s de la superficie del terreno.

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En Catalunya la principal afectación en las aguas subterráne­as es por intrusión del agua de mar
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DATO En Catalunya la principal afectación en las aguas subterráne­as es por intrusión del agua de mar |

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