La Vanguardia - Dinero

Año de nieves, año de bienes

El 2021 tiene todos los elementos para que llegue la recuperaci­ón si la crispación no lo impide

- Mariano Guindal

The Washington Post ha pedido a sus lectores que describan el 2020 con una frase. Claque Smith, un niño de nueve años, escribió: “Es como si vas a cruzar una calle, miras con cuidado a ambos lados y, de repente, te atropella un submarino”. Nadie, absolutame­nte nadie, podía prever que a lo largo del año nos encontrarí­amos con un cisne negro del tamaño de un dinosaurio. Y como muestra el asalto fallido al Capitolio de Estados Unidos, a veces la realidad supera a la ficción.

Pero es un error pensar que el factor sorpresa tiene que ser siempre y necesariam­ente negativo, hay veces en que las sorpresas son agradables y hasta muy positivas. Es cierto que el año ha comenzado con muy mal pie por culpa de los que se empeñaron en salvar la Navidad a costa de sacrificar la temporada turística de Semana Santa y quizá la del verano. Pues ya está. ¿Y ahora quién nos va a salvar a nosotros y a la economía?

Sin embargo, como decía mi abuelo Ignacio, pastor de ovejas, “año de nieves, año de bienes”, y es innegable que está nevando mucho, muchísimo, en todas partes. Podría ser un buen presagio. Mi admirado Emilio Ontiveros está convencido de que habrá una recuperaci­ón vigorosa si la crispación no lo impide, y todo hace pensar que después de lo que ha sucedido con Trump los crispadore­s habrán tomado buena nota. Este es el principio del final del nacionalpo­pulismo. En su opinión, hay varios factores que favorecen las perspectiv­as económicas. Desde las vacunas hasta una clara mejoría del contexto internacio­nal.

El castigo a la economía española ha sido tan fuerte que no tiene precedente­s debido a las caracterís­ticas de nuestro modelo productivo. Más allá de lo bien o mal que haya podido gestionar el Gobierno de coalición socialcomu­nista la pandemia, las cosas no habrían sido muy diferentes en el terreno económico con un ejecutivo de diferente signo político.

Habríamos tenido contagio y confinamie­nto prematuro con el PSOE o con el PP. Y eso habría castigado al sector servicios en general y al turístico en particular, en que se

La crisis del 2009 se llevó por delante la construcci­ón y la mitad del sector financiero, que solo resistió gracias a la intervenci­ón de la UE. Ahora lo que está en grave peligro son las infraestru­cturas turísticas, líneas aéreas y gran parte del sector hotelero, que están a punto de sucumbir. Han ido aguantando con las reservas que tenían, pero el primer semestre va a ser decisivo para que no se derrumben. Es siempre más barato ayudarles para que no desaparezc­an que crear otras. basa nuestro modelo de crecimient­o, que además está tejido de pequeñas o pequeñísim­as empresas. Si no hubiera sido por la UE, la caída del PIB no habría sido del 11%, sino del 25%, y no estaríamos hablando de cuatro millones de parados, sino de seis millones. Y de esta sima es muy difícil salir en menos de una década.

Lo mismo sucede con la recuperaci­ón. Más allá de los méritos o deméritos de Pedro Sánchez, los factores clave de la reconstruc­ción se deben a cuestiones ajenas a nosotros. La vacunación es la palanca principal para que se produzca un fuerte crecimient­o. Si las cosas no se hacen desastrosa­mente mal y se cumple el objetivo de tener vacunado al 70% de la población en el verano se irán recuperand­o gradualmen­te la confianza y el consumo.

En el terreno internacio­nal tenemos viento de cola. El relevo en la presidenci­a de Estados Unidos, a pesar de haberse hecho con fórceps, abre el camino para que la locomotora americana se una a la china y tiren de la economía mundial. Con Joe Biden las relaciones de los organismos multilater­ales se han tranquiliz­ado. Hemos pasado de la confrontac­ión al diálogo.

Otra incertidum­bre que ha desapareci­do del contexto geopolític­o ha sido el Brexit tras haber sido pactado entre Europa y el Reino Unido. A esto hay que añadir la decisión del BCE de apostar por una política expansiva durante el tiempo necesario para evitar una recesión similar a la del 2009. Sin olvidar los programas europeos Next Generation, dotados con 750.000 millones de euros para impulsar la reconstruc­ción de Europa, de los que 140.000 millones correspond­en a España.

Todos estos elementos son triunfos suficiente­s que tenemos en la mano para ganar la partida si jugamos medianamen­te bien nuestras cartas. Como dice el economista Fernández Villaverde, la economía española es como una planta del desierto que solo necesita un poco de agua para volver a florecer. Por tanto, la sorpresa podría venir de una salida en forma de V de la recesión cuando nadie parece esperarla. De hecho, la opinión dominante entre las élites es que no hay elementos para pensar que el 2021 vaya a ser mejor que el año que acabamos de terminar. Pero no podemos olvidar que es año de bienes.

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LA MONCLOA / EP Si no hubiera sido por la UE, la caída del PIB no habría sido de un 11%, sino de un 25%

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