Salud y economía
En el año 2020, y pese al coronavirus, el conjunto de las bolsas mundiales ha subido un 14,1%, según refleja el índice MSCI World. Los índices principales de las bolsas china, norteamericana y japonesa han subido, respectivamente, un 27,2%, un 16,3% y un 16% en el año.
A algunos pocos índices, como el Eurostoxx 50 o el Ibex 35, les faltó tiempo para cerrar el 2020 en positivo, aun habiendo subido fuertemente desde los mínimos. Su composición sectorial les estuvo perjudicando hasta el 9 de noviembre, el día que se publicó la noticia de la primera de las vacunas. A partir de ese momento soltaron el lastre y empezaron a subir más que el resto de las bolsas. Así siguen en este inicio del 2021, con el Ibex 35 subiendo más que el Eurostoxx 50 y este a su vez más que las bolsas norteamericanas.
Dadas estas subidas bursátiles, algunos ven en la bolsa un mundo irreal, a modo del País de Nunca Jamás de Peter Pan, y otros simplemente atribuyen a los bancos centrales la totalidad del mérito y llevan justificándolo así desde el 2009. Ni lo uno ni lo otro, es mucho más sencillo, se trata simplemente de los beneficios empresariales. Unas empresas que han sabido internacionalizarse, adaptar su producción, aumentar la productividad, ajustar los costes con rapidez y consolidar una financiación barata. Cuanto más ganan, más valen.
Dando por supuesto que debería ser mucho más fácil administrar la vacuna que concebirla, los datos comparativos sobre el porcentaje de población de riesgo ya vacunada en cada país pasarán a ser la auténtica medida de la eficacia de sus gobernantes. Del “salud o economía” implícito en los confinamientos se ha pasado al “salud y economía” de las vacunaciones. Las bolsas lo saben bien.
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