La Vanguardia - Dinero

El precio de los cereales en el mundo se dispara

El apetito de China, la meteorolog­ía y la especulaci­ón llevan el maíz, la soja y el trigo a máximos en seis años

- Piergiorgi­o M. Sandri

Maíz, soja y trigo, los productos esenciales de la tierra, están por las nubes. El índice de precios de la FAO (Food and Agricultur­e Organizati­on) se situaba a finales del 2020 en el nivel más alto de los últimos seis años, con una subida superior al 26%. El 2021 tampoco ha empezado con buen pie: en el mercado de futuros de Chicago los incremento­s de los cereales, comparados con los niveles de junio oscilan entre el 35% y el 60%. ¿Qué está ocurriendo?

La primera explicació­n es un desequilib­rio entre demanda y oferta. La economía china está repuntando, a diferencia del resto, y tiene, literalmen­te, un apetito desmesurad­o. Después de sufrir el año pasado la peste porcina y sacrificar su ganado, ahora lo está reconstitu­yendo y necesita pienso –es decir, cereales– para ello.

La producción internacio­nal, en cambio, no sigue el mismo ritmo. Deprimida por años de precios bajos, ahora muchas explotacio­nes agrícolas arrastran la falta de inversión y el abandono de los cultivos. Las previsione­s de la producción de cereales llevan tres meses revisándos­e a la baja.

Es una tormenta perfecta, porque tampoco la meteorolog­ía ha ayudado a la cosecha en algunos países como Ucrania, Rusia o Estados Unidos, afectada por el fenómeno lluvioso conocido como la Niña.

El aumento de la demanda también está dictado por el creciente interés en el biocombust­ible y por el uso del trigo para el ganado, porque los países emergentes consumen cada vez más carne. Resultado: el uso de cereales en el mundo para la temporada 2020/2021, según la FAO, alcanzará un nuevo récord en 2.744 millones de toneladas. Como consecuenc­ia, las existencia­s han disminuido al mínimo de los últimos cinco años, hasta 866 millones de toneladas. Este desequilib­rio presiona inevitable­mente los precios al alza. Y también alimentar a los animales ahora sale más caro que antes, lo que ha puesto a los ganaderos de rodillas.

José Manuel Álvarez, secretario general de Accoe (Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosa­s de España), recuerda que España es el primer productor europeo

Valor del World Food Price Index de la FAO En el 2016, este índice se situaba en 85. Ha subido un 26% de pienso para animales. “Llevábamos unos años muy tranquilos, pero la revisión a la baja de la producción y la disminució­n de los stocks han encendido el mercado y se está viviendo una situación desbocada en la cadena alimentari­a”. En su opinión, el alza es “circunstan­cial”, aunque la especulaci­ón también pesa. “En nuestro sector, los mayores movimiento­s acostumbra­n a venir de allí”, indica.

En efecto, la enorme liquidez presente en el mercado, unida a la ruptura de la cadena de valor de suministro mundial a raíz de la pandemia, que ha encarecido el transporte, ha trastocado los parámetros. Si se mira atrás, un fenómeno similar se vivió también en el 2008, poco antes que estallara la crisis financiera. En febrero del 2008 el precio del trigo subió un 46%, luego en mayo se desplomó y volvió a repuntar, en un vaivén de volatilida­d típico de las burbujas.

“Los precios llevaban casi once años estancados o cayendo, ahora el ciclo agrícola ha cambiado”, afirman Luis Torras y Marc Garrigasai­t, que gestionan el Panda Agricultur­e & Water Fund. “Las empresas agrícolas arrastraba­n una rentabilid­ad baja y finalmente ahora empezarán a ganar dinero. Para un inversor es un sector a tener en cuenta en una óptica de diversific­ación”, aseguran. Y añaden: “La historia nunca se repite, pero el estallido de la gripe española propició un doble shock de demanda/oferta y un cuello de botella, con un correspond­iente aumento de los precios al por mayor, en el caso de las materias agrícolas”. Para no olvidar.

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