La Vanguardia - Dinero

A James Bond le toca esperar

El 46% de los ingresos del cine todavía depende de las salas: la transición digital será más lenta

- Piergiorgi­o M. Sandri

¿Por qué grandes películas como la última entrega de James Bond, el esperado Black Widow con Scarlett Johansson o la anunciada pugna entre Godzilla contra Kink Kong están aplazando sus estrenos en las salas cuando podrían, desde hace meses, haberlas visto tranquilam­ente vía streaming a los espectador­es confinados en sus casas?

Porque el cine depende en gran parte todavía de la taquilla y de las palomitas en los establecim­ientos tradiciona­les. Netflix anunció esta semana haber llegado a los 200 millones de abonados y un beneficio récord de 2.272 millones.

Pero un reciente estudio de la consultora Deloitte titulado The future of movies subraya que, en pleno auge de las plataforma­s, las grandes produccion­es aún dejan sus esperanzas financiera­s en las salas de toda la vida, que son la fuente del 46% del total de sus ingresos. “El desplazami­ento hacia el streaming incluso una vez finalizada la pandemia no será tan sencillo”, advierten.

Puede parecer una paradoja, pero hace años, cuando todavía los apasionado­s bajaban a la tienda de la esquina a alquilar el DVD, el dinero procedente de las salas tenía un peso incluso menor: en el 2000 era el 26%, mientras que los soportes físicos casi aportaban la mitad. El declive del alquiler físico en los últimos años ha devuelto a la proyección tradiciona­l su liderazgo, mientras que el auge del streaming todavía no ha ocupado el peso que tuvo el DVD en su época dorada.

En la actualidad, el mecanismo para que una película haga dinero es bastante complicado. En términos generales, el 75% del dinero que recauda una película se obtiene en las primeras tres semanas de su estreno. Durante tres meses las salas gozan de una exclusiva, antes de pasar a la venta del vídeo doméstico. En una tercera fase, transcurri­dos unos nueve meses desde el inicio, el contenido se traslada a canales y plataforma­s de pago digitales.

Al cabo de poco más de dos años, se le añade la eventual retransmis­ión en la televisión tradiciona­l en abierto. El coste de estas licencias está influido por el éxito cosechado en las salas, que contribuir­á a dar un valor de mercado a la redistribu­ción del título cinematogr­áfico en las otras plataforma­s. Tenet de Christophe­r Nolan desafió el confinamie­nto y se lanzó en la gran pantalla, siguiendo estos patrones. Produccion­es nacionales más pequeñas que se atrevieron a estrenarse en las salas aprovechar­on el vacío de los blockbuste­r y ocuparon el espacio dejado por las grandes majors. Sin embargo, la pandemia ha trastocado el esquema habitual. El caso más llamativo es el de Mulan, la última entrega de la fatoría Disney, que decidió saltarse la sala para estrenarse sólo digitalmen­te.

A la espera de los balances finales la pregunta es si, una vez terminada la pandemia –como en parte puede ocurrir en la industria musical– la industria cinematogr­áfica cambiará de piel. En lugar de un modelo de ingresos “por ventana de estreno” en la sala se pasaría a un modelo de ingreso al estilo fast food, por usuario de plataforma­s, sin estar vinculados a calendario­s.“Creo que un posible modelo puede ser el estreno simultáneo en la sala y en la plataforma, como hacen en HBO Max”, opina Xavier Figueras, ejecutivo de ventas de la distribuid­ora Vertigo.

El modelo Mulan, si bien ha venido para quedarse es difícil que se extienda y se popularice por varios motivos. Primero porque no todas las distribuid­oras tienen acceso a las plataforma­s (Disney lo tiene más fácil, produce y distribuye sus propios contenidos). Segundo, porque hay un empacho de streaming y los estudios dicen que como mucho un hogar se acabará suscribien­do a 2,5. Alguna plataforma tendrá que caer. Lanzar una película online no es garantía de éxito tampoco. Y el dinero, cuando se hace, se hace con el público en los asientos. Todavía.

“El boom del streaming durante la pandemia ha permitido en parte a las productora­s minimizar los daños del cierre de las salas, reducir gastos de promoción, copia y distribuci­ón y además ganar un público nuevo. Pero ni mucho menos se puede decir que vaya a sustituir el impacto salas”, señala Figueras. Además, El daño pandémico está hecho. Hay títulos que pueden que nunca se vean en la gran pantalla. “Hay películas que no pueden quedarse en el cajón mucho tiempo, pierden frescura y ya no se estrenarán”, señala Figueras.

Las butacas y las palomitas, desde el punto de vista económico, aún tienen metraje antes del final.

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a ‘Mulan’de Disney puede ser el punto de inflexión: se estrenó solo en internet por la covid
SONY PICTURES Al ceder sus derechos el artista se asegura una jubilación ahora que no hay directos a ‘Mulan’de Disney puede ser el punto de inflexión: se estrenó solo en internet por la covid

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