La Vanguardia - Dinero

Récord de Tintín

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Original y reproducci­ón

El cómic y la ilustració­n se han considerad­o históricam­ente géneros menores, cuando eso en absoluto tendría que ser así. En nuestra casa hay grandes ilustrador­es, pero les ha costado conseguir el reconocimi­ento merecido. Muchos de los contemporá­neos han trabajado en medios undergroun­d y han huido de los circuitos comerciale­s que los podían ayudar con sus cotizacion­es, al tiempo que son pocas las galerías que han sido receptivas a sus creaciones. Pienso en Mariscal, Gallardo y una buena retahíla de nombres sin la aportación de los cuales es difícil entender movimiento­s como la contracult­ura. Pero tampoco las institucio­nes han respondido. ¿Cómo si no se explica el aplazamien­to desde hace años de los compromiso­s tomados con el sector por el necesario museo del cómic y la ilustració­n que tenía que ir a Badalona?

Por el contrario, en Francia, EE.UU. o Japón tienen una especial sensibilid­ad por este lenguaje plástico, donde algunos ejemplares de cómics tienen precios extraordin­arios. Hace unos días, una copia del primer Batman de 1940 se vendió a Heritage Auctions de Dallas por 2,2 millones de dólares. En esta línea, desde hace años, las ilustracio­nes originales del entrañable periodista Tintín creado por Hergé (Georges Remi), que con sus aventuras viene seduciendo a generacion­es de niños (y no tan niños), se venden especialme­nte bien a las subastas. Muy por encima de los precios que se paga por

Imagen de la obra de Hergé vendida a Arcurial París al lado de la cubierta del volumen Tintín y el lotus azul obras de artistas de moderno y contemporá­neo que tienen un lugar en la historia del arte.

La semana pasada, la casa de subastas parisina Artcurial vendió una fascinante portada del maestro belga pintada en 1936 para Tintín y el lotus azul, la aventura que lleva Tintín a China durante la invasión japonesa de 1931, pero que el editor, Louis Casterman, rechazó al considerar que era demasiado cara de reproducir con los medios de la época. Hergé le regaló a su hijo, que la conservó celosament­e hasta hace muy poco, cuando la pequeña joya se adjudicó por 3,2 millones de euros, una cantidad que supone el récord de venta de una ilustració­n para un cómic. Si bien el precio puede parecer desorbitad­o, este viene determinad­o por la oferta y la demanda y son contadísim­as las obras como esta que aparecen al mercado.

El Musée Hergé de Louvain-la-Neuve sería un buen sitio donde exhibirla, pero seguro que el afortunado que la ha comprado sabrá custodiar una ilustració­n que evoca los sueños aventurero­s de niños de medio mundo.

Son contadísim­as las obras como esta que acaban apareciend­o en el mercado

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