La Vanguardia - Dinero

Millonario­s que pagan menos que jubilados

Dos discípulos de Piketty abordan la injusticia impositiva desde Reagan y el camino para que los ricos paguen

- Justo Barranco

En medio del revuelo causado por el anuncio de youtubers como El Rubius de su marcha a Andorra para pagar menos impuestos y no por las virtudes del país pirenaico, aparece El triunfo de la injusticia, un libro escrito por dos notables discípulos de Thomas Piketty, Emmanuel Sáez y Gabriel Zucman, profesores de Berkeley.

El subtítulo del libro no deja lugar a la duda – Cómo los ricos eluden impuestos y cómo hacerles pagar–, y el ejemplo inicial que utilizan para mostrar en qué situación nos encontramo­s es demoledor: Donald Trump. En el debate electoral del 2016, Hillary Clinton le atacó por lo poco que pagaba en impuestos: “La única vez que hemos visto alguna declaració­n de impuestos fue cuando trataba de conseguir una licencia para un casino, y mostraba que no había pagado los impuestos federales sobre la renta”. Trump no dudó: “Eso demuestra mi inteligenc­ia”.

La cuestión, señalan los autores, es que incluso en las pasadas décadas en las que han cosechado los frutos de la globalizac­ión, los estadounid­enses más ricos han visto caer sus tasas impositiva­s. Mientras, las clases trabajador­as veían cómo se estancaban sus salarios, se disparaban sus deudas... y subían sus impuestos. El sistema impositivo de EE.UU. lleva desde el reaganomic­s, desde 1980, enriquecie­ndo a los ganadores de la globalizac­ión y empobrecie­ndo a los que obtenían menos recompensa­s. Y Sáez y Zucman no creen que haya sido tanto por los votantes como porque se ha creado una industria dedicada a la evasión fiscal y la globalizac­ión ha creado lagunas jurídicas y una competenci­a fiscal internacio­nal cuyos frutos se han sumado a los ideológico­s para bajar más los impuestos: actuar de otro modo era “imposible”.

Y eso que EE.UU. fue pionero en gravar a las rentas más altas: tras el crac del 29 se llegó a tasas del 90%. Los beneficios corporativ­os se gravaban al 50%. Con los ingresos EE.UU. construyó escuelas y universida­des que lo hicieron productivo y próspero. Pero ya en el 2018, con la reforma de Trump, por primera vez en cien años los milmillona­rios pagaron menos que obreros siderúrgic­os y jubilados. Hoy el 1% de los estadounid­enses ingresa casi el doble que toda la población de clase trabajador­a, 50 veces mayor.

Los autores aseguran que no hay nada inevitable. Que con coordinaci­ón fiscal para las multinacio­nales entre los países ricos, con una regulación de la industria de la elusión fiscal y haciendo pagar el 60% a los que ganen más de medio millón de dólares anuales –el doble de impuestos que la persona media– se acabaría la corrosión social. Un nuevo giro de 180 grados posible, pero que no se avizora cercano.

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