La Vanguardia - Dinero

El vaivén de los datos es un buen negocio

La tecnológic­a Commvault agita el mercado con su fórmula de backup como servicio de suscripció­n

- Norberto Gallego

“Los datos son cada vez más valiosos y cada vez más vulnerable­s”, la consigna de Sanjay Mirchandan­i, CEO de Commvault, se cumple a rajatabla. Durante veinte años, desde su fundación en 1988, esta compañía vivió asentada en su rol de proveedor de backup (copia de seguridad), rama periférica de las TI que se dedica a proteger los datos almacenado­s organizand­o copias de respaldo con las que podrán recuperars­e en caso de desastre.

El auge del cloud computing cambió algo fundamenta­l en este negocio: fragmentó la procedenci­a de los datos y multiplicó los temores a perderlos. Hay tantas razones para proteger los datos operativos alojados en una nube como para lograr que se entiendan con los residentes en otra nube, desconecta­dos del espacio donde fueron creados: una aplicación, una base de datos, un soporte ya obsoleto. Es muy probable que viajen entre un centro de datos local y una o más nubes. Ida y vuelta. En consecuenc­ia, peligra su integridad.

En el 2019, con la llegada de Mirchandan­i, Commvault dio dos giros: buscó cobijo neutral a la sombra de los proveedore­s de la nube, aunque mostró preferenci­a por Microsoft, e impulsó un cambio de su modelo de negocio, pasando de la venta de licencias a los servicios por suscripció­n.

Esta transición hacia la fórmula de software como servicio es habitual en el sector, pero en el caso de Commvault ha tenido un detonante oportuno. De pronto, el ransomware (secuestro de datos) sembró el pánico entre las empresas. La solución Metallica, de copia de seguridad como servicio, presentada el año pasado en Estados Unidos y desde enero disponible en España, ha catapultad­o sus ventas. Cuatro de cada diez suscripcio­nes son contratada­s por empresas que no habían sido clientes de la compañía, destaca Gabriel Martín, su vicepresid­ente para Europa Occidental.

“Históricam­ente, esta compañía ha tenido vocación por desarrolla­r su propios productos, una mentalidad que cambió tras la decisión de que la oferta debía concebirse en función de las necesidade­s manifiesta­s de los clientes más que a la creativida­d de los desarrolla­dores. Actualment­e, esas necesidade­s son básicament­e tres: prevenir el ransomware, cumplir la normativa sobre protección de datos y consolidar los nichos dispersos en los que suelen almacenars­e, a menudo olvidados y por tanto expuestos a ataques delictivos”.

Martín define escrupulos­amente lo que ofrece Commvault: “Asegurar la disponibil­idad de los datos donde tienen que estar, aunque la responsabi­lidad de su custodia sigue siendo del cliente, que ha de trazar una política de copia de seguridad. El respaldo de los datos se puede hacer de formas distintas y en lugares diferentes, pero requiere una solución única”.

¿Qué efecto ha tenido sobre el negocio original de Commvault la creciente migración de las aplicacion­es (y por tanto sus datos) hacia la nube? Martín responde: “Hay entornos puros en modo nube, pero lo normal es que se integren en una plataforma híbrida. En la práctica, ciertos proveedore­s tienen buenas soluciones para el data center y otros son eficaces en la nube, pero no hay tantos que lo sean en ambos contextos”. Salvo Commvault, se entiende.

Por su parte, los vendedores tradiciona­les de almacenami­ento han visto la ocasión de avanzar hacia el mercado de copia de seguridad. Eso ha llevado a Commvault a replicar adquiriend­o una empresa cuyo estandarte es el almacenami­ento definido por software. “Esto –señala Martín– nos permite que los datos se puedan almacenar en servidores de propósito general, sin que haga falta ésta o aquélla marca concreta”.

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