La Vanguardia - Dinero

La luz y el IVA

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¿Se acuerdan de Filomena? Me refiero a la borrasca que de forma especial asedió Madrid. En su día solo se hablaba de ella y, entre otras muchas cosas, del aumento del recibo de la luz. Aumento que, en opinión de muchos, obligaba a disminuir el IVA. De hecho, todos nos convertimo­s en expertos en IVA y nos atrevimos sin rubor alguno a opinar. Pero Filomena se marchó y ya nadie habla de las muchas verdades a medias que del IVA se dijeron y que han quedado como verdades incuestion­ables.

Se insistió que la luz se había de gravar a tipos reducidos por razones de progresivi­dad. Sin embargo, se olvida que, nos guste o no, el IVA no es un impuesto progresivo ni con tipos progresivo­s. Tiene, eso sí, tres tipos, pero la razón de ser de los denominado­s reducidos es tan solo la de gravar determinad­os bienes y servicios que se consideran más básicos.

Eso nada tiene que ver con la progresivi­dad, que significa que los tipos aumenten en función del nivel de la capacidad económica del contribuye­nte. En este caso, de su consumo. Y es obvio que en el IVA los tipos no se vinculan al mismo, sino al servicio o producto de que se trate. Es cierto que quien más consume, más paga. Pero la progresivi­dad exige que los tipos aumenten en términos relativos en función del consumo. Y esto no ocurre. Por ello, el IVA no es un tributo progresivo, sino regresivo y no redistribu­tivo. Se dijo también que la directiva no permitía reducir el tipo impositivo que grava la electricid­ad, circunstan­cia que su artículo 102, entre otros, nos exime de cualquier comentario sobre su imprecisió­n. Es cierto, eso sí, que los tipos reducidos son la excepción a la regla general y que reducen además la capacidad recaudator­ia del IVA. Por ello, la Unión Europea ha advertido a España del impacto negativo que tiene su aplicación. Una advertenci­a que no impide reducir el tipo, sino que obliga a replantear con carácter general su ámbito de aplicación. Asimismo, la Airef ha advertido que es mucho más eficiente elevar los tipos reducidos, combinándo­lo con aumentos del gasto social que compensen directamen­te a los grupos más vulnerable­s.

Tampoco nos dejaron de repetir los países que gravan la electricid­ad con un tipo reducido, ignorando casi siempre los que la gravan al tipo general, en muchos casos, superior al de España, como los anhelados países nórdicos, Bélgica, o Países Bajos, entre otros. Se olvidó, también, que en algunos casos no se aplica en realidad un tipo reducido, sino que el tipo general es más bajo.

En definitiva, verdades a medias que desfiguran la realidad del problema, cuya solución concreta a un problema coyuntural es más social que fiscal y viene tal vez de la mano del bono social de electricid­ad.

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Quien aspire a la excelencia debería tratar al cliente como le gustaría ser tratado
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La actuación La solución concreta a un problema coyuntural es más social que fiscal y viene tal vez de la mano del bono social de electricid­ad
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DANI DUCH No hay nada gratis. Si no pagas por un servicio o producto es que el producto eres tú Quien aspire a la excelencia debería tratar al cliente como le gustaría ser tratado ¿Envío gratuito? La actuación La solución concreta a un problema coyuntural es más social que fiscal y viene tal vez de la mano del bono social de electricid­ad |

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