Helga de Alvear

Pocas veces el galerista es visto como un coleccionista. En realidad, su compromiso con lo artístico va mucho más allá de lo comercial y es consustancial a las prácticas del galerismo adquirir obras que quedan al margen de la venta, tanto de aquellos artistas con quienes se trabaja como de aquellos por quienes, como especialista, siente una especial vinculación. Detrás de cada galerista suele haber un coleccionista conocedor, comprometido y que mayoritariamente pasa desapercibido cuando se pone el foco en la patrimonialización de lo artístico.

No ha sido el caso de Helga de Alvear, galerista que empieza bajo la batuta de la madrileña Juana Mordó en 1980, pero que en 1995 inicia un proyecto propio que será clave para explicar la historia del arte español de los últimos 40 años. Casi me atrevería a decir que pasará a la historia como la coleccionista que hizo de galerista, pues su colección de 3.000 obras de primer nivel, valorada en unos 140 millones de euros, ha pasado a ser más relevante si cabe que su galería de la calle Fourquet de Madrid.

Hace justo unas semanas, con la inauguración en Cáceres del Museo Helga de Alvear, se ha hecho realidad su sueño de acercar el arte del presente a la sociedad actual y a las generaciones venideras. En un edificio diseñado por Tuñón Arquitectos, y partiendo del Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear que abrió en la misma ciudad en el 2006, ha donado su colección para estructurar un ambicioso proyecto que, con el apoyo de las admi