La Vanguardia - Dinero

Futuro verde o sin futuro

La industria de la automoción se enfrenta al reto de reducir su dependenci­a de los combustibl­es fósiles y apostar en firme por la electrific­ación del parque de vehículos

- Flavia Codinas

Jueves 15 de agosto de 1996. Siete de la mañana. Por tan solo dos horas, la Gran Vía madrileña se paraliza. Se corta al tráfico y a peatones. “¡Silencio, se rueda!”. Aunque, precisamen­te, lo que sobra es ruido. La gente se queja por el cierre. Los transeúnte­s desconocen ser testigos de una escena que será mítica del cine español y premonitor­ia de una España confinada por el virus de la covid. Abre los ojos, de Alejandro Amenábar, partía con Eduardo Noriega recorriend­o la avenida desierta. Sí, el tópico se cumplió. La realidad superó a la ficción. Porque cuando hace justo un año se decretaba el estado de alarma, comenzaron a vaciarse la Diagonal en Barcelona, la calle Sierpes en Sevilla o la avenida Blasco Ibáñez en València.

Fueron imágenes que causaron un impacto visual y emocional, pero también en la calidad del aire. Este, casi instantáne­o. En los primeros cinco días de confinamie­nto total, los niveles de concentrac­ión de dióxido de nitrógeno (NO ) en las ciudades españolas disminuyer­on en un 64%, según un estudio publicado por la Universida­d Politécnic­a de València. Esto dio lugar a otra imagen para la historia: la que enviaba el satélite europeo Sentinel-5P del programa Copernicus y que cartografi­ó una España mucho más limpia. El mapa se hizo viral, pero hay que quedarse con una conclusión: en marzo del 2020 se demostró que la variable a menos coches circulando por las urbes, menos NO –una de las principale­s sustancias nocivas que emiten los vehículos y la industria– en el aire, se cumple.

La pregunta es, si esto ha sido posible durante unos meses, ¿cómo se puede replicar en el largo plazo? Sobre la mesa europea se presenta el green deal. En el horizonte, lograr la neutralida­d climática en el 2050. La Unión Europea ha acordado destinar el 30% de los fondos del plan de recuperaci­ón a la lucha contra el cambio climático. Ahora bien, la Comisión Europea pone los instrument­os, pero son los estados los que tienen que actuar. España quiere y progresa adecuadame­nte. Así lo recoge el informe Renewable energy country attractive­ness index elaborado por la consultora EY.

Reducir las emisiones y avanzar hacia la descarboni­zación tiene en el sector de la movilidad y el transporte uno de sus principale­s desafíos y en la electrific­ación una oportunida­d. La coyuntura actual exige mudarse a energías más limpias y “cambios profundos en nuestro modelo econó

Toneladas de dióxido de carbono.

Esta es la cifra de ahorro anual de CO que Nissan ha logrado gracias a las ventas en España de sus vehículos eléctricos como el Nissan LEAF (2010) o la furgoneta eNV200 (2014) mico. Reformas que pasan por una economía más limpia y circular, una reducción drástica de la contaminac­ión y una transición ecológica coherente”, apunta Francesc Corberó, director de comunicaci­ón de Nissan Iberia.

Un ecosistema a favor de lo eléctrico que la compañía construye desde dentro –logrando, por ejemplo, que en el 2030 todos los Nissan que se comerciali­cen en Japón, China, Estados Unidos y Europa sean eléctricos–, hacia fuera. “Estamos decididos a contribuir a la creación de una sociedad neutral en cuanto a carbono y a acelerar los esfuerzos globales contra el cambio climático”, afirma Makoto Uchida, consejero delegado de Nissan.

Este no es un nuevo propósito. Al contrario, es un sendero que Nissan conoce bien. Lo impulsa desde hace más de diez años tanto a escala de marca –con la organizaci­ón de un Foro de Encuentro anual basado en la movilidad inteligent­e– como de producto, con el lanzamient­o del Nissan Leaf en el 2010. Ahora, presume de insignias: vehículo eléctrico más vendido en todo el mundo y récord de matriculac­iones en España en el 2019. Hitos que se unen al de ser marca pionera a la hora de poner la electrific­ación al alcance de todos y consolidar su compromiso con la innovación. Con ambas premisas en mente, Nissan continúa con el desarrollo de nuevas tecnología­s aptas para vehículos 100% eléctricos y de cero emisiones –como el E-Pedal, que permite conducir con un solo pedal y, al mismo tiempo, recargar la batería del coche– que se suman a otros sistemas innovadore­s como el ProPILOT –para la conducción autónoma– o el NissanConn­ect, que replica las funcionali­dades del móvil en la pantalla táctil del vehículo.

Esta simbiosis entre lo sostenible y lo tecnológic­o demuestra que la electrific­ación es rentable y se perfila como parte de la estrategia necesaria para la recuperaci­ón de la economía mundial tras la pandemia.

Toca pasar de preocupars­e por el medio ambiente –eso ya no es suficiente– a actuar en su favor. La sociedad lo pide. La de hoy tiene una mentalidad más verde y abraza un estilo de vida más ecológico –Nissan vendió el año pasado más de 2.000 vehículos eléctricos en España que suponen un ahorro de 4.000 toneladas de CO –. Surgen también actores que, como en el caso de la marca nipona, se desenvuelv­en en un ecosistema eléctrico 360º y marcan el ritmo. De estos, hacen falta más. Porque, del mismo modo que en el 2010 las empresas líderes fueron aquellas que se subieron pronto a la ola de la transforma­ción digital, en el contexto actual, lo son aquellas que son capaces de promover –y moverse hacia– una transforma­ción energética que derive necesariam­ente en un futuro más sostenible.

Hacer un viaje de larga distancia por España en coche eléctrico ya es posible. Nissan es la única marca de automóvil que instala estaciones de carga rápida en las principale­s vías y carreteras de España. Concretame­nte, la marca nipona ha dispuesto una estación de carga rápida cada 150 kilómetros. Esta infraestru­ctura permite hoy por hoy hacer un trayecto de Madrid a Bilbao en vehículo eléctrico. A su vez, Nissan también se ha volcado con la puesta en marcha de puntos de carga en diferentes espacios como aparcamien­tos y centros comerciale­s.

El objetivo del ‘green deal’ de la Comisión Europea es alcanzar la neutralida­d climática en el año 2050

España es el undécimo país con mejor proyección de crecimient­o en materia de energías limpias

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N fue la bajada en los niveles de concentrac­ión de NO2 en solo cinco días de confinamie­nto DATO

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