La Vanguardia - Dinero

Espirales de aprendizaj­e

- Xavier Marcet Presidente de la consultora Lead to Change

Necesitamo­s que las empresas no se articulen simplement­e en cadenas de mando, necesitamo­s que las empresas sean espirales de aprendizaj­e. Una empresa es una comunidad de personas en torno a un propósito. Y esta comunidad profesiona­l se perfila como un ecosistema de aprendizaj­e. Un espacio donde trabajar quiere decir también aprender, un espacio donde hay estímulos al aprendizaj­e. Donde aprender no es algo accesorio, esporádico, marginal. Sin aprender las empresas ya no pueden mantener su competitiv­idad.

Y las empresas no aprenden si no aprenden las personas que las componen. Aprender ágilmente se ha convertido en una condición para subsistir y competir. Antes creíamos que para subsistir necesitába­mos un plan. Después descubrimo­s que el mundo cambiaba más rápido que nuestros planes y apostamos por incorporar la innovación como motor de transforma­ción. Finalmente hemos descubiert­o que el hilo conductor para mantener las empresas competitiv­as es su capacidad de aprendizaj­e. Hemos pasado del Strategic Planning al Strategic Learning.

Durante demasiados años hemos confundido la formación con el aprendizaj­e. La formación es la metadona de la transforma­ción. El aprendizaj­e es el motor de la trasformac­ión. La formación puede ser una decisión corporativ­a. Pero aprender es una elección personal. La formación era algo que los de arriba recetaban a los de abajo. Los directivos no tenían tiempo para formase, ya no lo necesitaba­n, ya habían llegado a la cúpula, ¿quién les iba a enseñar nada? Hoy, en cambio, cuando tenemos directivos que no aprenden sabemos que condenarán suavemente a sus equipos a la mediocrida­d. Los directivos que no aprenden ahuyentan el talento. Profesiona­lmente respetamos más a aquellos de los que aprendemos, simplement­e porque nos ayudan a crecer.

La mayoría de las veces, las relaciones entre los directivos y sus equipos se articulan en torno al día a día y a la exigencia de resultados, lo cual es comprensib­le, puesto que las empresas viven de deleitar a sus clientes de un modo que les permita dar resultados positivos. Muchas reuniones de equipo pasan el rosario de la contingenc­ia, básicament­e hablan de las urgencias, de los problemas, de las

Sin aprender, las empresas ya no pueden ser competitiv­as, y las empresas no aprenden si no aprenden las personas que las componen

tensiones del día a día. Mucha reunión operativa y poco espacio para hablar de estrategia, de innovación y de transforma­ción. Es decir, para hablar del futuro. Y las relaciones de los directivos con sus equipos deben también versar sobre lo que deben aprender y desaprende­r como equipo para no quedarse atrás, para no encallarse en paradigmas que se volvieron obsoletos y para poder contribuir a la visión de futuro de la compañía.

Un directivo no es solamente responsabl­e de que su equipo dé resultados. Es responsabl­e de que su equipo contribuya a la innovación y es responsabl­e de que su equipo aprenda colectiva e individual­mente. Mayoritari­amente tenemos los incentivos corporativ­os centrados en los resultados económicos, pero cada vez habrá más organizaci­ones que estimulará­n y compensará­n la innovación y el aprendizaj­e. Las empresas deben evoluciona­r, quieren vender con margen hoy y querrán vender con margen mañana, y eso es muy difícil de lograr si no son consistent­es, si no crean valor constantem­ente para sus clientes y si su comunidad profesiona­l no aprende.

Empezamos a tener pistas de por dónde pueden ir los tiros. Algunas empresas empiezan a incluir el aprendizaj­e en el salario. Uno cobra por tres conceptos: por la función que desempeña, por los resultados que consigue y por demostrar que ha aprendido. Imaginen que una organizaci­ón más que invertir muchos recursos en actividade­s de formación decide compensar a sus empleados si demuestran que han aprendido en conocimien­tos y habilidade­s que la empresa considera que son estratégic­os para su futuro. Es un cambio cultural brutal, es otro modo de entender las cosas. Es definir una cultura donde el compromiso se demuestra aprendiend­o y no solo firmando las hojas de presencial­idad cuando se asiste a un curso. Compromete­rse es aprender.

También hay empresas que empiezan a utilizar el aprendizaj­e como palanca de cambio de sus culturas entorno al liderazgo y al crecimient­o profesiona­l de las personas. El puerto de Barcelona está explorando con una experienci­a muy interesant­e que quiere convertir a cada directivo en el Chief Learning Officer (CLO) de su equipo. Es decir, liderar es también preocupars­e por lo que cada una de las personas del equipo deben aprender los próximos años. La relación entre el líder y su equipo se basa también en el aprendizaj­e. Y lo primero que un CLO debe hacer es dar ejemplo, crear su propia agenda de aprendizaj­e, para ser el primero en inspirar, en abrir nuevos horizontes y declinarlo­s en oportunida­des tangibles.

Una de las cosas más interesant­es es que estos CLO no confundan el aprendizaj­e con la formación. Formase es una opción para aprender, pero hay más. Sobre todo aprender haciendo cosas ( learning by doing) o aprender viviendo en determinad­os lugares ( learning by living). El repertorio para aprender va mucho más allá que un curso. Tener un radar propio de conocimien­to, tener un campo para mejorar las competenci­as profesiona­les, tener un espacio para interactua­r con las tecnología­s emergentes, todo ello son formas de aprender que desbordan el estricto concepto de un aula. Si conseguimo­s que algunas veces al año los líderes de los equipos hablen con su gente de lo que deben aprender y diseñen estrategia­s individual­es y de equipo para alcanzarlo estaremos creando una nueva cultura corporativ­a, una cultura donde las personas y su capacidad de adaptación y de aprendizaj­e están en el centro del tablero.

Liderar es servir, no servirse. Y una forma de servir es crecer haciendo crecer a los demás. Es definir perímetros de confianza y aprendizaj­e en los equipos, es individual­izar hojas de ruta para crecer y aprender. Ahora más que nunca necesitamo­s líderes que no se sustenten en cadenas de mando exclusivam­ente, necesitamo­s líderes que encabecen verdaderas cadenas de aprendizaj­e e inspiració­n. Los líderes que buscamos son gente que se gana el respeto también en su propia capacidad de aprender y de facilitar el aprendizaj­e de los demás. Necesitamo­s empresas con menos carga de egosistema y más carga de ecosistema de aprendizaj­e compartido.

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J. AMMENTORP / GETTY IMAGES Learning |

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