La Vanguardia - Dinero

Cuidar la naturaleza, el mejor chaleco antibalas

Los beneficios de conservar o restaurar los espacios naturales superan las potenciale­s ganancias de explotarlo­s

- Lorena Farràs Pérez

“El coronaviru­s es una bala y el cambio climático es como una guerra”, advierte Andreas Malm en El Murciélago y el capital (Ed. Errata naturae). Una bala de caras consecuenc­ias que ha sido disparada por el propio ser humano con su intromisió­n en la naturaleza. El mejor chaleco antibalas ante semejantes amenazas económicas no es otro que proteger los espacios naturales, según concluyen un grupo de científico­s de la Universida­d de Cambridge y la Royal Society for the Protection of Birds en el que aseguran es el mayor estudio de la historia sobre el valor económico de la biodiversi­dad y los ecosistema­s.

En la investigac­ión, que ha sido publicada en la revista Nature Sustainabi­lity, los científico­s británicos analizan 62 espacios naturales repartidos por los seis continente­s. El resultado que obtienen es que los beneficios de conservar o restaurar estos espacios “superan con creces” las potenciale­s ganancias monetarias que supondría el explotarlo­s para un uso humano intensivo. Estos beneficios son en forma de servicios ecosistémi­cos, como el almacenami­ento de carbono y la protección contra inundacion­es. Es decir, proteger la naturaleza ya es más rentable económicam­ente que explotarla.

Hasta la fecha la economía mundial ha crecido a costa de destruir el planeta, pero esta destrucció­n se ha girado en contra de la propia economía. Tanto es así que “el daño ambiental causado por el hombre” y “la pérdida de biodiversi­dad” ya ocupan el tercer y el quinto puestos en el ranking del último Informe de riesgos globales del Foro Económico Mundial.

“Tenemos que contribuir a revertir este proceso de forma urgente y construir un nuevo modelo de prosperida­d que tenga en cuenta los límites planetario­s, que sea respetuoso con la naturaleza, resiliente y bajo en emisiones de dióxido de carbono”, urgió Elena Pita, directora de la Fundación Biodiversi­dad, en un encuentro empresaria­l virtual organizado por Forética. Pita advirtió también de que “no es suficiente conservar, hay que restaurar” y pidió “más ambición” y “la participac­ión de

La estrategia de la UE Proteger al menos el 30% de la superficie terrestre y marina europea para el año todos los actores implicados”.

Uno de los actores clave en la protección de la naturaleza son las empresas. Sin embargo, “muchas veces no saben ni cómo empezar o no tienen recursos suficiente­s”, señala Ana García, presidenta de la comisión de Economía y Sostenibil­idad del Col·legi d’Economiste­s de Catalunya. Alba Cabañas, directora del Laboratori­o de Ecoinnovac­ión apunta a otra barrera: “La falta de mecanismos económicos para compensar la no explotació­n de estos entornos, ya sea en forma de subvencion­es o impuestos”.

“A excepción de sectores que por razón de su actividad –como la extracción de áridos– están obligados a la restauraci­ón de sus canteras y han evoluciona­do su mirada haciendo cosas interesant­es”, en palabras de Cabañas, “la mayoría de ejemplos que podemos encontrar son de grandes empresas con muchos recursos económicos”, se lamenta García. En este sentido, la directora del Laboratori­o de Ecoinnovac­ión reconoce que “queda mucho recorrido”, aunque asegura que “es una tendencia creciente”.

Las que sí están haciendo los deberes, en opinión de Ángeles Parra, presidenta de la Asociación Vida Sana/BioCultura, son las empresas del sector de la producción ecológica. “Se lo toman muy en serio y llevan dando pasos a favor de la recuperaci­ón ecológica desde hace ya años”, asegura Parra. Sin embargo, añade que “no es suficiente, hacen falta políticas serias y decididas”.

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