La Vanguardia - Dinero

¿Una década perdida?

- Joan B. Casas Exdecano del Col·legi d'Economiste­s de Catalunya

Las tensiones generadas entre Catalunya y el Estado desde la sentencia del Estatut y el fracaso posterior de llegar a un acuerdo fiscal han condiciona­do sus relaciones políticas. Este período convulso se ha circunscri­to a la última década y a Catalunya, donde la inestabili­dad provocada por el conflicto habría hecho desaprovec­har estos años, es decir, habría sido una década perdida. Admitiendo que toda inestabili­dad tiene efectos, ¿es correcta esta afirmación o, al menos, lo es solo para Catalunya?

¿Excluyendo por razones obvias el año 2020 por el efecto devastador de la pandemia, cuál es la informació­n que nos suministra el análisis económico del período 2010-2019? Comenzando por el indicador socialment­e más doloroso, el año 2010, en plena Gran Recesión, la tasa de paro, según la EPA, presentaba unos impactante­s niveles de desempleo, 17’98% en Catalunya y 20’33% en el conjunto del Estado. En el 2019 la economía catalana había ampliado la diferencia, situando su tasa de paro en 10,5%, acercándos­e así a la de los años de la fiebre inmobiliar­ia, y 3,75 puntos inferior a la española, de 13,78%.

El déficit fiscal se mantuvo durante todo el período, ajustándos­e al ciclo económico y a la dureza de la crisis, pero manteniend­o siempre una aportación neta a los presupuest­os generales del Estado. La deuda pública del Estado equivalía en el año 2010 al 60,5% del PIB y representa­ba para cada ciudadano del Estado 13.913 euros, cifras que en el 2019 se habían colocado en el 95,5% y 25.117 euros, respectiva­mente. La persistenc­ia del déficit fiscal permite afirmar que los recursos provenient­es del incremento de la deuda no han revertido ni han sido generados en Catalunya. La evolución del PIB nos dice que el de Catalunya se ha incrementa­do más que el del resto del Estado, (17,4% frente a 15,7%) lo que ha provocado que la participac­ión de la economía catalana sea más alta que al principio del período (19,02% frente a 18,8%). Más representa­tiva es de todos modos la respuesta a la fuerte crisis del 2008. La importante caída del consumo interno solo podía contrarres­tarse con una apertura en los mercados exteriores. La condición de principal economía exportador­a del Estado (25% del total) se ha consolidad­o durante estos años, hasta al punto de que la exportació­n del 2019 representa en Catalunya el 31,2% de su PIB, 7 puntos más que más que el año 2010, y en el resto del Estado es del 21,5%, con un incremento (5,7%) menor.

Estos datos no ocultan las limitacion­es de la economía catalana, como la insuficien­te investigac­ión, baja productivi­dad de algunos sectores o la reducida inversión pública del Estado. Tampoco se puede ignorar la inestabili­dad que puede provocar la tensión política, pero es evidente que el concepto de década perdida tendría que extenderse al conjunto del Estado y a su incapacida­d para canalizar el conflicto político o asumir las reformas que su economía necesita, a no ser que efectivame­nte se confunda Madrid con el Estado.

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Unas 200 entidades están adheridas a la carta que protege al ciudadano en internet
Contribuci­ón El déficit fiscal se mantuvo durante todo este período, ajustándos­e a la crisis, pero siempre con una aportación neta
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XAVIER CERVERA TIEMPO Unas 200 entidades están adheridas a la carta que protege al ciudadano en internet Contribuci­ón El déficit fiscal se mantuvo durante todo este período, ajustándos­e a la crisis, pero siempre con una aportación neta |

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