La Vanguardia - Dinero

Ni halcones ni palomas: los búhos del déficit

Stephanie Kelton cree que los déficits públicos suelen ser positivos y que la gran restricció­n es la inflación

- Justo Barranco Llucià Homs

En el mundo del déficit público había halcones –los que exigían un control más duro– y palomas –más laxos, aunque les preocupaba mucho–, pero ahora también hay búhos. Como la catedrátic­a de la Stony Brook University –y exasesora de Bernie Sanders y de los demócratas en el Senado– Stephanie Kelton. Los búhos del déficit han elegido esta mascota por su sabiduría y su visión de 360 grados. Son los seguidores de la llamada teoría monetaria moderna. Y creen que en la mayoría de los casos los déficits son necesarios y buenos para la economía, a menos que disparen la inflación.

De hecho, creen que “el fantasma del déficit” no es real y que debemos liberarnos de la eterna pregunta de “¿cómo vamos a pagar esta prestación?” porque cualquier país que emita su propia moneda –ya no en el caso de España– nunca puede quedarse sin dinero. Y gastar o no gastar, dice Kelton en El mito del déficit, es una decisión política.

No propone una barra libre de dinero porque hay límites reales, como una inflación elevada en las economías que ya marchan a toda velocidad, pero cree que la austeridad vivida estos años refleja falta de imaginació­n y que las sociedades han elegido un enfoque tan restrictiv­o para resolver las necesidade­s humanas que son como un jugador de la NBA que va siempre agachado en una casa de tres metros de altura.

Por eso trata de desmontar lo que llama mitos del déficit público, como que el gobierno ha de actuar como una economía familiar y ajustar gastos e ingresos. El gobierno, dice, emite el dinero que gasta, tiene dinero propio y no depende de lo que recauda antes de gastar. De hecho casi nunca recauda lo suficiente y el déficit es la norma. Los ciudadanos sí necesitan el dinero que emite el Estado. Por eso, cree que el déficit público se ha mantenido muy bajo en general: la prueba es el desempleo. Hay que eliminar el paro involuntar­io con políticas fiscales y elaborar los presupuest­os cambiando una restricció­n artificial, los ingresos, por la real: la inflación.

Sobre la idea de que el déficit público expulsa la inversión privada al elevar los tipos de interés, cree lo contrario y solo ve un problema: los beneficios generados por los déficits fiscales se concentran muchas veces en pocas manos, como el recorte de impuestos a los ricos.

Kelton reconoce que la teoría monetaria moderna parece estrambóti­ca y ella fue una opositora, pero le parece la más precisa al explicar la realidad. Y recuerda que en plena Gran Depresión se creó la Seguridad Social y el salario mínimo. Hoy, vaticinó al enviar a imprenta el libro al inicio de la pandemia, la única salida es disparar el gasto y el déficit. Biden ha seguido el camino.

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