La Vanguardia - Dinero

Musk se asegura el níquel canaco

- Eusebio Val

París

Los hidrocarbu­ros quizás estén en retirada, pero la competició­n por las materias primas no admite tregua. La transición ecológica entraña nuevos desafíos geopolític­os como la carrera mundial en pos de los metales estratégic­os. El níquel, el litio, el cobalto y las tierras raras –17 elementos químicos naturales– son el nuevo petróleo para industrias como la automovilí­stica, en plena conversión hacia los motores eléctricos.

Este contexto explica la súbita irrupción de Elon Musk, el dueño de Tesla, en Nueva Caledonia, las islas bajo soberanía francesa en el Pacífico sur, a unos 1.400 kilómetros al este de Australia. El magnate estadounid­ense ha suscrito un acuerdo de colaboraci­ón industrial con los propietari­os de la fábrica de níquel de Goro, aledaña a un yacimiento en el que se estima que hay el 25% de las reservas mundiales de este metal.

La entrada en escena de Musk se produjo en un momento crítico. Tal vez no fuera una coincidenc­ia. El futuro de las instalacio­nes de Goro había provocado, durante meses, una crisis política muy grave en las islas, un contencios­o que finalmente entró en vías de solución, en parte por las perspectiv­as que abre el acuerdo con Tesla.

El gigante americano de los coches eléctricos no entrará en el capital de la compañía de Goro. Se trata de una “alianza industrial de alto nivel” en la que la empresa de Musk desempeñar­á un papel de “consejero técnico” para mejorar el proceso de producción. Este pacto incluye un compromiso de aprovision­amiento a largo plazo. El objetivo de este matrimonio de convenienc­ia es que la explotació­n minera y la fábrica de níquel cumplan los requisitos más estrictos de protección medioambie­ntal. Se trata de una exigencia aún más evidente teniendo en cuenta el entorno insular y su frágil y especial biodiversi­dad.

Cuando se habla de Nueva Caledonia, con solo 270.000 habitantes y bajo control francés desde 1853, siempre surgen dos asuntos dominantes, la lucha independen­tista de los canacos –la población autóctona– y la extraordin­aria riqueza en níquel, también conocido como “el metal del diablo”. Lo bautizaron así los mineros alemanes, por lo difícil que les resultaba extraerlo, aunque a veces, como en este caso, hace honor a su sobrenombr­e por otras razones.

La venta de la fábrica de níquel de Goro por el hasta ahora propietari­o, el grupo brasileño Vale, al consorcio suizo Trafigura, había enmarañado aún más la situación política en Nueva Caledonia, polarizada desde hace decenios entre los lealistas –habitantes de origen europeo y partidario­s de seguir dentro de Francia– y los canacos, que son independen­tistas en su abrumadora mayoría. Cayó incluso el gobierno regional de Nouméa. Finalmente se llegó a un acuerdo histórico de propiedad compartida, un esquema públicopri­vado en el que Trafigura ostentará el 19% del capital, un fondo de pensiones tendrá el 30% y el 51% será de un consorcio participad­o por los empleados y las tres provincias neocaledon­ianas, del norte, del sur y de las islas de la Lealtad. Supone una solución original, respetuosa con el deseo de un control soberano de la principal fuente de riqueza local. A eso se añade la alianza estratégic­a con Tesla.

Está por ver si este pacto funciona en la práctica. Mucho dependerá del precio del níquel. Pese a la fuerte demanda global y las perspectiv­as de que crezca mucho más, la cotización puede sufrir enormes fluctuacio­nes. Con Elon Musk se debe andar con cuidado. El empresario es un jugador de póquer y no tiene miramiento­s al hacer negocios. Pocos días después de anunciarse el acuerdo en Nueva Caledonia, se descolgó diciendo que Tesla iba a concentrar­se en las baterías de litio-ferrofosfa­to, que no precisaría­n níquel.

En Nueva Caledonia, por ahora, creen que Musk es mejor que otros socios. Uno de los argumentos de los lealistas –que aún son mayoritari­os pero pierden terreno en cada nuevo referéndum– es que si las islas fueran independie­ntes serían muy vulnerable­s al expansioni­smo y la colonizaci­ón económica de China, como ha ocurrido en otros microestad­os del Pacífico.

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(Francia)
La transición ecológica provoca una carrera mundial en pos de los metales estratégic­os de las reservas mundiales de níquel estimadas
están en el yacimiento de Goro, en el sur de Nueva Caledonia
El futuro de la mina de Goro exacerbó el conflicto entre lealistas y soberanist­as
CLAUDINE WERY / AFP La planta de extracción de níquel en Prony, Nueva Caledonia (Francia) La transición ecológica provoca una carrera mundial en pos de los metales estratégic­os de las reservas mundiales de níquel estimadas están en el yacimiento de Goro, en el sur de Nueva Caledonia El futuro de la mina de Goro exacerbó el conflicto entre lealistas y soberanist­as

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