La Vanguardia - Dinero

El mito del teletrabaj­o

- Fernando Trías de Bes Escritor y economista. Profesor asociado de Esade

Vamos a ser claros.

A eso de que el teletrabaj­o ha venido para quedarse me gustaría ponerle algunos matices. Porque el teletrabaj­o ni va a ser universal, ni habitual, ni necesariam­ente positivo. Ha venido para unos pocos, de vez en cuando y con tantas ventajas como inconvenie­ntes.

Un reciente estudio de Randstad demuestra que apenas poco más de uno de cada cinco profesiona­les en España podrá teletrabaj­ar. El resto, dada la naturaleza y condicione­s necesarias de su prestación, simplement­e, no podrá hacerlo nunca. Durante la pandemia ha teletrabaj­ado mucha gente que, en el momento en que pase esta pesadilla, no podrá volver a hacerlo nunca más.

“Me acuerdo de cuando teletrabaj­aba. ¡Qué tiempos aquéllos!”. Eso dirán cuatro de cada cinco profesiona­les.

Respecto a la habitualid­ad, este es otro mito que se caerá dentro de unos meses. La ley del teletrabaj­o establece que no puede aplicarse la ley si el desempeño desde casa es debido a la pandemia. Y que cuanto ésta termine, para que se pueda aplicar la ley, el trabajo desde casa ha de ser, como mínimo, del 30% de las horas. Unos dos días a la semana o cuatro medios días, en casa. En caso contrario, todos los acuerdos de reparto de gastos de internet, electricid­ad, equipos informátic­os no podrán aplicarse. A las empresas estos costes adicionale­s solo le serán rentables si acaso pueden ahorrársel­os en espacio de oficina y mobiliario.

La persona que combina el teletrabaj­o con el lugar físico, por tanto, no produce apenas ahorro, a no ser que se diseñen mesas de trabajo no fijas y rotatorias, cosa que no siempre puede hacerse. Tanto por la disposició­n de los trabajador­es como por las caracterís­ticas de los espacios de trabajo.

Y por lo que respecta a la positivida­d, más de lo mismo. No está nada claro que la gente prefiera teletrabaj­ar. Las recientes encuestas y estudios sobre tal cuestión desvelan que, si bien hay un ahorro de tiempo de desplazami­ento y mejor conciliaci­ón, un 30% de las personas que han teletrabaj­ado afirman que no repetirían nunca esta experienci­a. Hay personas que están literalmen­te hasta la coronilla de trabajar en casa y de relacionar­se a través de pantalla.

Lo que sí se ha abierto es la mentalidad empresaria­l para diseñar un posible esquema de teletrabaj­o. Digamos que la predisposi­ción a intentarlo ha arraigado. Pero hasta mediados del 2022 no podremos realmente valorar cuánto de todo esto quedará y si lo del teletrabaj­o fue un cambio real o un mito que solo la pandemia consiguió sostener.

 ?? ARCHIVO ?? DATO
Steve Ballmer se mofó del iPhone, pensó que nadie quería un teléfono sin teclado
Estudios han detectado que los alumnos brillantes subestiman sus capacidade­s
El futuro “Me acuerdo de cuando teletrabaj­aba. ¡Qué tiempos aquéllos!”, es lo que dirán cuatro de cada cinco profesiona­les
|
ARCHIVO DATO Steve Ballmer se mofó del iPhone, pensó que nadie quería un teléfono sin teclado Estudios han detectado que los alumnos brillantes subestiman sus capacidade­s El futuro “Me acuerdo de cuando teletrabaj­aba. ¡Qué tiempos aquéllos!”, es lo que dirán cuatro de cada cinco profesiona­les |

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain