Gestionar el día después
Hay dos temas que centran la atención sanitaria: las mutaciones del virus y la marcha de la vacunación. El primero es motivo de inquietud, mientras que el segundo puede contribuir a reducir la incertidumbre. La balanza se está inclinando hacia las vacunas y la esperanza de que podamos superar la crisis sanitaria.
A nivel económico, la pandemia nos ha infligido importantes daños a corto plazo y cicatrices que serán difíciles de curar. El FMI considera que el optimismo actual, que comparte, se ve ensombrecido por las dificultades que pueden surgir en la gestión de la recuperación. Alude en concreto a las divergencias en los ritmos de crecimiento económico, la prioridad de reformas y ajustes que impulsen y hagan más sostenible la recuperación inicial y la necesidad de fijar una estrategia de vuelta a la normalidad de las políticas excepcionales aplicadas hasta el momento. La institución fija como objetivo de todos que la recuperación sea fuerte, sostenible, equilibrada e inclusiva.
El mantenimiento de las políticas monetarias de apoyo sigue siendo necesario para respaldar a familias y empresas bajo la premisa de que eliminarlas plantearía más costes sociales y económicos que los potenciales beneficios que podrían generarse a medio plazo. Pero es precisamente este ajuste de plazos lo que lleva a plantear una combinación de las medidas de apoyo con otras enfocadas a comenzar a reducir las vulnerabilidades existentes e impulsar la transformación económica, de forma que se proteja y se haga más sólida la recuperación.
Para gestionar la vuelta a la normalidad es necesaria la coordinación internacional y entre los agentes económicos. Los bancos mantienen su compromiso de poner todos sus recursos financieros y humanos a disposición de sus clientes y de colaborar con las autoridades.
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