Rumasa, Banesto, Pujol
Aristóbulo de Juan rememora más de medio siglo como protagonista del sistema bancario español y global
Fue director general de Inspección del Banco de España de 1982 a 1986, cuando se intervinieron Rumasa y Banca Catalana. Y en su nuevo libro, De bancos, banqueros y supervisores, Aristóbulo de Juan (Madrid, 1931) recuerda entre muchas anécdotas de su medio siglo como protagonista privilegiado en la banca española y global ambos casos. De Banca Catalana rememora un patrimonio negativo de 100.000 millones de pesetas y que los mandos de la entidad no aceptaban la cifra. El conseller Trias Fargas acudió al Banco de España a negociar y Price Waterhouse realizó otra auditoría que confirmó el diagnóstico.
En cuanto a Rumasa, recuerda que Ruiz Mateos financió la construcción de su grupo empresarial con el dinero de los depositantes que captaba con muy alta remuneración en los pequeños bancos que iba adquiriendo... adquisiciones que financiaba con paquetes de acciones de sus propios bancos. Llegó a controlar 18. El empresario jerezano nunca perdonó a De Juan la nacionalización. Contrató un delincuente que entró en su segunda residencia buscando papeles para extorsionarle. Y le envió una amenaza que comenzaba: “Cabrón” y que acababa “Ya te ‘meteré mano’ cuando pueda, de alguna forma. A todos los cerdos les llega su san Martín. Eres un maricón”.
Curiosamente, De Juan recuerda que su proximidad a Luis Valls en el Banco Popular en el que creció antes de llegar al Banco de España hizo creer que era del Opus, y la intervención de Rumasa, que era socialista. Un Banco Popular que llegó a ser el más rentable del mundo y en el que el autor recuerda incluso los créditos a los partidos políticos en las primeras elecciones de 1977: trató con Luis Solana por el PSOE y su sorpresa fue mayúscula cuando su amigo Ramón Tamames le llamó para negociar créditos... por el PCE.
Poco después, en el año, 78 el sector bancario español atravesó una grave crisis y el Banco de España buscó nombres para encabezar el rescate. Él presidió la nueva Corporación Bancaria –cuyo heredero sería el Fondo de Garantía de Depósitos–, creada con financiación estatal y de la banca al 50% y apodada el Hospital de Bancos. Allí realizó cirugía de entidades quebradas y más tarde, ya en la Inspección del Banco de España, le tocaría fortalecer el sistema financiero.
El Banco Mundial le cooptó por unos años, pero quiso regresar. Asumiendo el riesgo que suponía Mario Conde, volvió de Washington llamado por los Albertos para asesorarles y ser consejero delegado de su proyecto de fusión del Banco Central y Banesto. Proyecto que él mismo hizo descarrilar al ver los números del banco de Conde. Con prestigio global, abrió su propio despacho profesional y ha asesorado a más de 30 países. Y en los últimos años puede decir lo que piensa: en la crisis del 2007 criticó las fusiones frías, el FROB, la estructura de capital de la Sareb y sus precios de adquisición de los activos malos. Cree que se podía haber usado una financiación mixta del Estado y la banca y repetir la jugada del 78, y que era irreal el mantra de no gastar un céntimo del erario público.