La Vanguardia - Dinero

El deterioro de la salud

- Joaquin Maudos Universita­t de València-Ivie-Cunef

Acabo de leer un interesant­e y preocupant­e análisis del Banco de España sobre el efecto económico del deterioro de la salud, aportando evidencia de los efectos de la pandemia. Les anticipo el resultado: ha aumentado la demanda de servicios sanitarios que ha tensionado el sistema en perjuicio de la calidad del servicio, junto con un aumento de las bajas laborales por problemas de salud. Si esta situación se prolongara , las pérdidas económicas serían considerab­les y supondrían una pérdida de PIB potencial y un aumento del gasto público.

Los datos del estudio corroboran lo vivido durante la pandemia: un sistema sanitario que no es capaz de satisfacer la demanda en un tiempo razonable. Los datos hablan por sí solos: el tiempo medio para ser atendido por un médico de cabecera ha pasado de 3,2 a 6,8 días; los que han ha tardado más de un día en tener la consulta desde que la pidió pasan del 55,1% al 78,2%. Ello se debe al intenso crecimient­o de la demanda de servicios sanitarios: el porcentaje de la población que ha acudido a urgencias en el último año ha aumentado 15 puntos (del 29,7% al 44,5%), y el que ha tenido consulta con un especialis­ta ha pasado del 34,4% al 45,5% en la sanidad pública y del 11,6% al 27,3% en la privada. La presión de la demanda en la sanidad pública se extiende a la privada, y es posible que se deba en parte a que cada vez hay más personas insatisfec­has que optan por un seguro privado. Este efecto es relevante cuando se requiere una atención especializ­ada, que ha pasado del 25,8% al 37,9% el porcentaje de los pacientes que ha tardado más de tres meses que les atiendan.

Vayamos ahora a los datos económicos. Tras la pandemia han aumentado con intensidad las bajas laborales. El porcentaje de ocupados que no trabajaron la semana anterior por enfermedad, accidente o incapacida­d ha pasado del 2,7% en el 2019 al 4,1% en el 2022. Otro elemento de preocupaci­ón es el porcentaje de la población en edad de trabajar que es inactiva por enfermedad o incapacida­d, que pasa del 5,7% en el 2019 al 6% en el 2022. Juntando piezas, de estos los datos no se puede concluir que el empeoramie­nto de la salud de la población sea estructura­l, ya que aún es pronto para valorar los efectos a largo plazo de la covid. Pero sí se puede vislumbrar las consecuenc­ias económicas que tendría si el deterioro fuera persistent­e, como así hace el análisis del Banco de España. Y en ese caso, la pérdida de bienestar material es relevante y se produce por varias vías: por la pérdida de PIB potencial, ya que la caída de la tasa de actividad supondría un menor número de personas trabajando; por una caída de la productivi­dad, ya que peor salud podría implicar menor productivi­dad; y por la caída del stock de capital, si la peor salud pasa factura en la esperanza de vida, de forma que podría caer el ahorro y de esta forma la inversión a financiar. A esta pérdida de renta potencial se suma otro impacto negativo del deterioro de la salud: el aumento del gasto sanitario que tensionarí­a las finanzas públicas.

Análisis El Banco de España alerta sobre los efectos de la pandemia en la salud pública y en la economía, por el aumento del gasto público

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