Más impuestos a los ricos
Hay diferencias importantes entre este Gobierno y los de Lula 1 y Lula 2. En primer lugar, el nuevo Ejecutivo pretende corregir un trato tributario desfavorable a la industria. En segundo, se plantea algo más osado: elevar los impuestos a los ricos.
La reforma tributaria que elabora el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, “pretende hacer tributar por los beneficios extraordinarios de sectores como la agroindustria y la minería, que en estos momentos pagan menos impuestos que la industria de transformación”, explica Julia Braga, de la Universidad Federal Fiuminense, en Niteroi. Haddad se ha comprometido a condicionar la expansión del gasto público a una mayor recaudación tributaria mediante el cobro de las deudas empresariales con Hacienda. “Esto podría tener un efecto positivo al obligar al Congreso a revisar una serie de exenciones fiscales que solo benefician a grupos específicos”, dijo Braga.
La ruptura más importante con el pasado es el plan para elevar la progresividad del impuesto sobre la renta y hacer tributar las rentas de capital como dividendos. Pese a la extrema desigualdad brasileña, hasta la fecha ningún gobierno reciente, ni los anteriores del PT, se ha atrevido a subir los impuestos a los ricos. Según el instituto Tax Justice Advocacy, las familias brasileñas que ingresan menos de dos salarios mínimos pagan impuestos equivalentes al 49% de su renta, frente al 26% para las familias que cobran más de 30 salarios mínimos. La regresividad incluye impuestos sobre el consumo. Ciro Gomes, candidato en las elecciones presidenciales, siempre arremetía contra los gobiernos del PT ( y Bolsonaro) porque “se pagan más impuestos sobre una moto que por un jet ski (moto de agua)”.
Pero no será fácil para Haddad. “Va a generar conflicto con los gobiernos regionales; es más fácil corregir la desigualdad mediante subidas del salario mínimo: por eso no se ha intentado antes”, dice Summa.