La crisis climática obliga a un nuevo turismo

Una Semana Santa sin apenas agua ni nieve pasa factura al sector, que ya busca nuevos atractivos

Catalunya ha vivido una de las Semanas Santas más atípicas de su historia. Varias estaciones de esquí se han visto obligadas a cerrar puertas o a recortar sus horarios por falta de nieve. Mientras, las empresas dedicadas al turismo náutico en los pantanos de Siurana, la Llosa del Cavall o Sau siguen con las embarcaciones varadas a la espera de unas lluvias que no acaban de llegar. Otra situación insólita es la vivida en el Parque Natural de Montserrat, donde durante unos días se han cerrado los accesos debido al elevado riesgo de incendio, una medida que no se activaba fuera del verano desde el año 2013. Tampoco se ha salvado la Costa Brava, con algunos municipios con las reservas de agua bajo mínimos y el temor a quedarse sin suministro en plena temporada turística.

La crisis climática está poniendo en jaque al actual modelo turístico. Las estaciones de esquí nórdico, la mayoría de las cuales no tienen cañones para fabricar nieve artificial, han vivido una de sus temporadas más cortas. Lejos quedan los tiempos en los que la posibilidad de unos Juegos Olímpicos de invierno monopolizaba la agenda de los Pirineos. La situación no es mejor en los meses de verano: el año pasado, los aficionados al descenso de barrancos se tuvieron que acostumbrar a ríos sin apenas agua. Peor suerte tuvieron las zonas afectadas por incendios forestales o por el cierre de accesos a parques y entornos

DATO

naturales debido al elevado riesgo de incendio, que vieron como sus reservas turísticas caían en picado.

Renovarse o morir, han pensado en el municipio de Àger (la Noguera), que ve cómo languidece por falta de agua el Congost de MontRebei, uno de sus principales atractivos. Para compensar la pérdida de visitantes, el Ayuntamiento está promocionando las minas de Corçà, visibles de nuevo con la bajada del nivel del Noguera Ribagorçana. Pero el máximo exponente de lo que se conoce como turismo de sequía se encuentra en el pantano de Sau, donde incluso han tenido que controlar los accesos por la elevada afluencia de visitantes.

En la comarca del Pallars Sobirà se está impulsando el proyecto Bike Natura-Aventura Pallars Sobirà. Gracias a los más de 2,3 millones procedentes de los fondos Next Generation de la Unión Europea, la iniciativa persigue desestacionalizar el turismo y convertir la comarca en un referente en el mundo de la bicicleta. En la misma línea, la Pobla de Segur (Pallars Jussà) recibirá 2 millones de euros de fondos europeos para convertir el municipio en un “centro de referencia del turismo activo, deportivo y de ecoturismo de los Pirineos”.

Más allá de estas iniciativas concretas en el territorio, el pasado 3 de abril se presentó la Estratègia del Pirineu. En el ámbito turístico, la estrategia plantea transformar las estaciones de esquí en estaciones de montaña 365 días, diversificando sus actividades, así como promocionar una movilidad turística descarbonizada y sostenible. También recientemente, el 23 de marzo, el Govern de la Generalitat presentó el Compromiso Nacional para un Turismo Responsable. Se trata de una hoja de ruta a la que se han adherido más de un centenar de entidades. En el acto de presentación, el presidente Pere Aragonès defendió que los cerca de 15 millones de turistas que visitaron Catalunya el año pasado y las buenas perspectivas para los próximos años “son cifras que piden un modelo más sostenible en todos los niveles”, e insistió en la “necesidad de trabajar para maximizar el impacto positivo y corregir los impactos que no nos gusten, y adaptarlos a las condiciones climáticas de cada momento”. Menos de 15 días más tarde, el mismo Govern eliminaba la prohibición de llenar las piscinas municipales o comunitarias privadas (entre las que se encuentran las de los establecimientos turísticos).

Del total de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, el turismo es responsable del 10%