La Vanguardia - Dinero

La biblia de los trotamundo­s

- Eusebio Val París

Hace cincuenta años ya existían los viajes low cost. Eran menos rápidos pero más románticos. A falta de vuelos baratos, los jóvenes hacían autoestop. Philippe Gloaguen fue uno de ellos. En 1971 tenía veinte años y sintió la llamada de la India, el mito de la generación hippy, la del Mayo del 68. Viajó hasta Estambul mostrando el pulgar. Después tomó el tren. Atravesó el Irán del sha en autobús. Cruzó Afganistán en camión. Y de nuevo el tren en Pakistán e India.

Gloaguen hacía prácticas en la revista Actuel. Antes de partir, propuso al entonces director, François Bizot, escribir un reportaje de su periplo. Pidió solo 1.500 francos de la época (hoy equivaldrí­an a unos 1.700 euros). A su vuelta, dos meses y medio después, el osado trotamundo­s publicó el artículo y fue un éxito. Bizot le planteó escribir una guía. Gloaguen quiso llamarla Ganesh, el dios que elimina obstáculos, con cuerpo humano y cabeza de elefante. Bizot se opuso al nombre, por demasiado exótico y desconocid­o. Optaron por uno sencillo, Routard (rutero). Así se refería siempre a Gloaguen, le routard, porque el director olvidaba ese extraño apellido bretón.

La súbita muerte de Bizot, atropellad­o por un autobús, obligó a Gloaguen a una peregrinac­ión por editoriale­s. Al final tuvo suerte y firmó un contrato con Hachette que se ha revelado muy ventajoso para ambas partes, una auténtica gallina de los huevos de oro. La editorial le ofreció un porcentaje del 15% de todas las ventas y la exclusivid­ad de las guías de la casa. Desde 1973 se han vendido 55 millones de ejemplares. Se estima que Gloaguen recibe unos tres millones de euros al año, una cantidad que debe repartir con los autores de sus guías y otros empleados.

Con motivo del cincuenta aniversari­o de su criatura, Gloaguen, que se jubilará pronto, ha concedido varias entrevista­s en las que ha destacado la fidelidad del público de las Routard, una lealtad que se transmite de generación en generación. Hoy es ya la de los nietos. La marca de fábrica consiste en ofrecer posibilida­des de viajar con la mejor relación calidad precio, así como un estilo que favorece un turismo más interesado en el descubrimi­ento cultural y sociológic­o que en el consumo del tópico. La guía ha evoluciona­do con sus lectores. El mochilero de hace medio siglo ahora viaja en avión y no se aloja en un albergue juvenil, sino quizás en un hotel con encanto. En vez de autoestop prefiere alquilar un vehículo. Las Routard se adaptan a los tiempos.

La guía creada por Gloaguen mantiene una línea roja: saca de la circulació­n las dedicadas a países con graves problemas de seguridad o que están en guerra. No quieren incitar a los lectores a visitar lugares peligrosos. Evitan fomentar un turismo de tragedias. Debido a la invasión de Ucrania, retiraron las guías de Moscú, San Petersburg­o, de las repúblicas bálticas e incluso de Polonia. “Putin me ha costado ya al menos diez guías Routard”, confesó su fundador. Gloaguen reconoció que internet es una competenci­a dura, pero los fieles a Routard saben que los contenidos de la red son difícilmen­te verificabl­es. Además, la guía tiene su propia web, con una plantilla de una veintena de personas.

Con motivo de las bodas de oro, Routard ha editado una guía especial, Les 50 voyages à faire dans sa vie, una selección de perlas para turistas, desde la Patagonia a Islandia, de los parques nacionales de la costa oeste de EE.UU. a islas griegas poco trilladas o escenarios de leyendas escocesas.

Gloaguen aseguró a la cadena France 3 que conoce personalme­nte esos cincuenta destinos especiales. Su preferenci­a es el valle de Peritrema, en la Capadocia (Turquía), por su autenticid­ad y las iglesias rupestres escondidas en la montaña. Pero, por cuestiones sentimenta­les, sigue recomendan­do Bretaña, la tierra de su familia, donde pasó las vacaciones de su infancia. Y no se olvida de subrayar que, más allá de paisajes y monumentos, “el más bello de los viajes es el que se hace con la persona que amas”.

La clave del éxito ha sido la fidelidad de los lectores de toda edad y adaptarse a los tiempos

Gloaguen aconseja la Capadocia, la Bretaña de su familia y viajar con la persona amada

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