“Es una sociedad un poco cerrada”
El de Luís Martín es un claro ejemplo de los caminos que puede abrir la formación dual –los estudios que combinan parte en un centro educativo y parte en una empresa–, aunque estos acaben abriéndose fuera de España. ¿Es el suyo un caso de fuga de talento? Quizá sí, aunque buena parte de su predilección por el país germano ya estaba marcado desde la cuna: su madre es alemana y su bilingüismo, una gran ventaja a la hora de buscar oportunidades fuera de España.
Este joven informático de 22 años estudió una carrera dual en Alemania que combinaba Informática y ADE. La misma empresa en la que realizó las prácticas, a razón de 1.200 euros al mes desde el primer día, le ofreció después quedarse. Lo hizo, amplió su experiencia laboral y ahora acaba de ser contratado por una empresa griega para ocupar un
“Son muy rigurosos con las horas de trabajo. Si es tu hora, te vas a casa y si haces horas extras, se te compensan con horas de vacaciones o se te pagan. Tengo 30 días de vacaciones y mi sueldo oscila entre lo 65.000 y los 70.000 euros al año”. Son, a grandes rasgos, las ventajas que la barcelonesa Pati Cavestany enumera sobre los motivos por los cuales se ha quedado a trabajar en Alemania. Eso y el hecho de sentirse “valorada”, además de “bien remunerada”.
Esta joven ingeniera de 24 años tenía claro desde hace tiempo que “tener experiencias laborales en el extranjero me iba a enriquecer mucho”. Pero lo que quizá nunca se planteó en serio era trabajar fuera de España por un tiempo indeterminado. ¿Para siempre? El tiempo lo dirá. “Ahora mismo me veo un futuro largo en puesto de programador de software en su división alemana, un puesto por el que en España, y con su experiencia laboral –2,5 años– le pagarían unos 28.500 euros al año, y por el que en Alemania percibe de entrada el doble, aunque sabe que con el tiempo podría llegar a cobrar hasta los 7.000 euros mensuales.
“Hay muchos pros para trabajar en Alemania. El salario es uno. Pero también hay contras. Es un país al que le gusta mucho la burocracia y si no eres alemán, la sociedad puede llegar a parecerte un poco cerrada y sentirte poco bienvenido”, comenta. Además, la barrera idiomática según su opinión, también influye: “En el día a día puedes funcionar con el inglés pero
Luís Martín, programador informático nacido en Sitges de madre alemana, vive actualmente en Estonia
“Me siento valorada y bien pagada”
La catalana Pati Cavestany tiene 24 años y trabaja para Infineon, una empresa de semiconductores en Múnich
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Alemania. No hay nada que me ate a España, aunque ahí vivimos muy bien. Sí que quiero volver en un futuro, y si se produjera una igualdad salarial, volvería antes”. Pero la realidad es la que es, y Pati Cavestany percibe en Alemania más del doble de lo que ingresaría en España (entre 28.000 y 34.000 euros frente a los 65.00070.000 que cobra ahora). Sí que es cierto que se pagan más impuestos pero comparte piso con otras tres chicas en su misma situación y las posibilidades de ahorro son bastante grandes.
Además del salario, forjarse una carrera profesional en el centro neurálgico de la industria europea tampoco es baladí. “Estoy muy bien rodeada, tengo