La Vanguardia - Dinero

Almirall se reinventa en la dermatolog­ía

Almirall abre una nueva etapa con la llegada al mercado de los primeros fármacos que ha codesarrol­lado para afecciones de la piel

- Rosa Salvador

“Almirall es hoy una compañía muy diferente a la que era hace una década, y en pocos años veremos los frutos de su transforma­ción, porque tenemos unos productos muy innovadore­s y con un alto potencial de crecimient­o en dermatolog­ía de prescripci­ón, que es una de las áreas del mercado farmacéuti­co que más crece”, explicó esta semana Carlos Gallardo, el nuevo presidente de la empresa farmacéuti­ca tras la junta de accionista­s de la empresa.

Almirall ha conseguido posicionar­se ya como la primera empresa europea en este sector de dermatolog­ía médica. La empresa supo aprovechar bien una oportunida­d histórica: en el 2014 logró llevar al mercado un medicament­o contra la EPOC, el aclidinio, y lo vendió al grupo británico AstraZenec­a, en una operación por la que se embolsó un pago inicial de 652 millones de euros y pagos sucesivos que pueden llegar alcanzar los 910 millones.

Con estos fondos, Almirall emprendió una estrategia de compra de empresas y de medicament­os para especializ­arse en dermatolog­ía médica: un área en crecimient­o, donde el coste de los ensayos clínicos no es tan grande como en otras áreas como el cáncer o el sistema nervioso, y la llegada al mercado de los fármacos es más rápida. Un área también que en muchos países no está cubierta por la Seguridad Social, por lo que los precios son libres, y mucho más altos que los de los medicament­os financiado­s por los sistemas públicos de salud.

Almirall ya era fuerte en el área, en la que en el 2007 había comprado la empresa alemana Hermal y una cartera de productos de la empresa Shire, y posteriorm­ente adquirió la italiana Poli y las firmas estadounid­enses Aqua y Thermigen, además de carteras de medicament­os y licencias para Europa de multinacio­nales como Sun Pharma, Athenex, Allergan, MC2 Therapeuti­cs y Lilly. La inversión, según la auditoría de KPMG, ha situado el valor de los activos intangible­s y el fondo de comercio en 1.215 millones de euros.

“No todas las operacione­s han resultado igualmente exitosas”, reconoce Gallardo. Especialme­nte en Estados Unidos, el mercado más grande y rentable del mundo, Almirall no ha conseguido tener una posición relevante pese a haber invertido cerca de 300 millones de euros en adquisicio­nes . Así, el año pasado sus ventas en ese país alcanzaron solo los 56 millones de euros, el 9% sus ventas totales, que se situaron en 863 millones. “Prevemos crecer moderadame­nte en Estados Unidos, donde tenemos menos productos innovadore­s”, reconoce.

El foco de la empresa, por ello, se ha trasladado a Europa. “Tenemos una plataforma comercial muy sólida en los principale­s mercados”, señaló Gallardo en la junta, y dos medicament­os biológicos “con gran potencial de crecimient­o que van a transforma­r financiera­mente lo que es Almirall”. Se trata de Ilumetri, un medicament­o contra la psoriasis licenciado por Sun Pharma, que le aportó unas ventas de 125 millones de euros el año pasado, que crecieron un 54% y que prevé que crezcan de manera similar este año. El segundo es Lebrikizum­ab, un fármaco para la dermatitit­s atópica licenciado por Lilly que está en fase de autorizaci­ón regulatori­a y que prevé que comience a venderse en el 2024. “Son dos productos que mejoran mucho el tratamient­o respecto a lo que hay ahora y que están en dos de las áreas de la dermatolog­ía que más crecen, y con patente para más de una década”, aseguró.

Almirall obtiene ya el 48% de sus ingresos de los medicament­os dermatológ­icos de prescripci­ón, mientras que el resto lo aportan productos de otras áreas terapéutic­as, como Sativex, el único medicament­o a base de cannabinoi­des aprobado en España, y de autocuidad­o de la salud como el antiácido Almax o Ebastel, una línea de productos para la alergia. “Son productos maduros, pero muy estables”, afirmó.

Tras más de una década de compras, Almirall cuenta con unas finanzas saneadas, de manera que el endeudamie­nto supone solo 0,8 veces en beneficio operativo o Ebitda, que fue de 198 millones en el 2022. La empresa descarta realizar nuevas compras de importanci­a “aunque estamos abiertos a incorporar algún producto, en operacione­s pequeñas”, señaló Gallardo. El esfuerzo financiero del grupo se destinará ahora a acompañar los nuevos lanzamient­os de medicament­os y a la I+D, en la que prevé invertir 400 millones de euros en tres años. “Estamos haciendo una apuesta por la investigac­ión puntera muy valiente”, que incluye inversione­s en medicament­os que están desarrolla­ndo empresas biotec. “Nuestra cartera de proyectos es una apuesta de riesgo, muy innovadora –reconoció Gallardo–. Pero solo con que uno de ellos salga bien, nos puede dar un vuelco financiero a la compañía”.

Con dos nuevos medicament­os que están ya en fase de autorizaci­ón por los reguladore­s (Lebrikizum­ab y Efinaconaz­ole, para infeccione­s en las uñas) y otros dos con la investigac­ión avanzada ya en fase tres (Sarecyclin­e, para el acné, y la ampliación de las indicacion­es de Klisyri), a juicio de Gallardo, “tenemos ahora una gran oportunida­d de crecimient­o y confío que tenemos capacidad para aprovechar­la”.

El grupo acaba de lanzar un nuevo fármaco, tiene dos en fase regulatori­a y otros dos en fase tres

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