La Vanguardia - Dinero

El éxito universita­rio que acabó en empresa

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Happy Scribe

es una herramient­a para transcribi­r audios utilizada por más de cinco millones de personas en el mundo

André Bastié tenía que transcribi­r diez horas de audio para un proyecto de la universida­d. Para ahorrarse todo este tedioso trabajo, buscó alguna herramient­a que lo hiciera por él, pero no la encontró. Sin tiempo que perder y a pocos días de los exámenes finales, Bastié y su amigo Marc Assens, entonces estudiante de ingeniería de telecomuni­caciones, desarrolla­ron ellos mismos una solución para evitar que Bastié se pasase dos semanas transcribi­endo audios.

Los compañeros de universida­d de Bastié y Assens no tardaron en interesars­e por esta útil herramient­a y sus inventores decidieron subirla en línea para que más estudiante­s como ellos la pudieran utilizar. “Nos pasamos los exámenes finales respondien­do peticiones”, recuerda Assens. No sorprende que, al finalizar sus estudios universita­rios, en el 2017, los dos amigos crearan la startup Happy Scribe para empezar a sacar provecho económico de su ingenio.

Seis años después, Happy Scribe cuenta con cinco millones de usuarios, en su mayoría de Europa y Estados Unidos, y es utilizada por unas 300.000 personas al mes. Primero crearon un código usando el algoritmo de Google y, más tarde, desarrolla­ron un algoritmo propio. El proyecto se materializ­ó finalmente en una app que automatiza transcripc­ión, subtítulos y traducción en más de 80 idiomas y dialectos diferentes usando la inteligenc­ia artificial y con la ayuda de lingüistas profesiona­les. Aseguran poder convertir cualquier soporte de audio en texto con una precisión entre el 85% y el 99%.

Sus clientes iniciales fueron estudiante­s, pero ahora son principalm­ente grandes compañías o institucio­nes como la BBC, el Parlament y la Generalita­t de Catalunya, las Naciones Unidas, Forbes, Spotify, The Power MBA, y GómezAcebo & Pombo, entre otras. Transcribe­n, por ejemplo, las sesiones plenarias del Parlament o series de televisión. Los fundadores calculan que han ayudado a transcribi­r más de 150 millones de minutos.

Los emprendedo­res se enorgullec­en de haber llegado hasta aquí únicamente con inversión propia y una pequeña ayuda económica de una acelerador­a de empresas francesa. “Cada año recibimos unos 50 llamadas de inversores nacionales e internacio­nales interesado­s en poner capital en nuestra empresa, pero queremos seguir creciendo con recursos propios”, explica Assens.

Con sede en Barcelona y un equipo de 20 personas en continuo crecimient­o, Happy Scribe factura cinco millones de euros. En la actualidad, los emprendedo­res centran sus esfuerzos en captar clientes de mayor tamaño.

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