La salud del sistema financiero
Para analizar el sector financiero español, debemos tener en cuenta tres factores: la situación macroeconómica, el modelo de negocio bancario y el marco regulatorio. En el caso de España, la rápida subida de tipos de interés derivada de una inflación desbocada ha provocado una serie de efectos no deseados , como, por ejemplo, la ralentización del mercado laboral, el aumento de los costes empresariales o el estancamiento del sector inmobiliario. La evolución de estos factores macro tendrá un impacto directo en la cuenta de resultados de las entidades financieras.
En cuanto a marco regulatorio, en contra de lo que pasa en Estados Unidos, cuya regulación se ha ido relajando desde el 2017, y donde operan una serie de entidades de pequeño o mediano tamaño con unos mecanismos de control muy laxos por parte del regulador, en Europa, el BCE ha mantenido una rigurosa supervisión a las entidades financieras y ha demostrado una capacidad de reacción inmediata que se ha traducido en un mantenimiento de la confianza en el sistema por parte del inversor cuando han aflorado los problemas. Este hecho explica por qué en Europa no hemos vivido quiebras como las de SVB, o el First Republic Bank. Credit Suisse, una entidad que se ha vendido de manera forzada a UBS para evitar problemas de liquidez que derivarían en una crisis sistémica, es la muestra de lo explicado antes. La crisis de confianza no se ha trasladado a otras entidades europeas debido, por un lado, a la capacidad de reacción del regulador, y por el otro, a que sus problemas eran conocidos por este.
Si nos fijamos en el modelo de negocio bancario español, vemos que está muy diversificado en cuanto a líneas de negocio, algo que no ocurre en Estados Unidos, y además, los bancos han hecho un esfuerzo gigante analizando sus carteras de deudores y calculando los riesgos de impago de estos, ofreciéndose voluntariamente a renegociar préstamos e hipotecas con condiciones favorables para los prestatarios, no por caridad, sino para evitar futuros problemas, ya que aumentar el riesgo de una cartera hipotecaria implica destinar más recursos a mantener los ratios de capital al nivel que exige la normativa regulatoria, cosa que impacta de manera negativa en sus preciados beneficios.
Nos arriesgamos a concluir que el sector financiero español experimentará dificultades a corto plazo, pero no veremos quiebras como las de EE.UU. Ahora bien, esto dependerá de la evolución de dos cuestiones. Por un lado, la crisis financiera comportará una restricción del crédito y una mayor supervisión regulatoria, a la que habrá que sumar el impuesto sobre la banca, lo que reducirá los beneficios de las entidades financieras. Por otro lado, si no se consigue frenar la inflación, y los tipos de interés mantienen los niveles actuales o se incrementan, la mora aumentará, y los bancos deberán dotar nuevas provisiones y el impacto en beneficios aún será más fuerte.
Comparación No veremos en España las quiebras bancarias como las de EE.UU., sino algunas dificultades moderadas a corto plazo