La Vanguardia - Dinero

La salud del sistema financiero

- Joan Torras Ragué Economista y profesor de finanzas de EADA Business School

Para analizar el sector financiero español, debemos tener en cuenta tres factores: la situación macroeconó­mica, el modelo de negocio bancario y el marco regulatori­o. En el caso de España, la rápida subida de tipos de interés derivada de una inflación desbocada ha provocado una serie de efectos no deseados , como, por ejemplo, la ralentizac­ión del mercado laboral, el aumento de los costes empresaria­les o el estancamie­nto del sector inmobiliar­io. La evolución de estos factores macro tendrá un impacto directo en la cuenta de resultados de las entidades financiera­s.

En cuanto a marco regulatori­o, en contra de lo que pasa en Estados Unidos, cuya regulación se ha ido relajando desde el 2017, y donde operan una serie de entidades de pequeño o mediano tamaño con unos mecanismos de control muy laxos por parte del regulador, en Europa, el BCE ha mantenido una rigurosa supervisió­n a las entidades financiera­s y ha demostrado una capacidad de reacción inmediata que se ha traducido en un mantenimie­nto de la confianza en el sistema por parte del inversor cuando han aflorado los problemas. Este hecho explica por qué en Europa no hemos vivido quiebras como las de SVB, o el First Republic Bank. Credit Suisse, una entidad que se ha vendido de manera forzada a UBS para evitar problemas de liquidez que derivarían en una crisis sistémica, es la muestra de lo explicado antes. La crisis de confianza no se ha trasladado a otras entidades europeas debido, por un lado, a la capacidad de reacción del regulador, y por el otro, a que sus problemas eran conocidos por este.

Si nos fijamos en el modelo de negocio bancario español, vemos que está muy diversific­ado en cuanto a líneas de negocio, algo que no ocurre en Estados Unidos, y además, los bancos han hecho un esfuerzo gigante analizando sus carteras de deudores y calculando los riesgos de impago de estos, ofreciéndo­se voluntaria­mente a renegociar préstamos e hipotecas con condicione­s favorables para los prestatari­os, no por caridad, sino para evitar futuros problemas, ya que aumentar el riesgo de una cartera hipotecari­a implica destinar más recursos a mantener los ratios de capital al nivel que exige la normativa regulatori­a, cosa que impacta de manera negativa en sus preciados beneficios.

Nos arriesgamo­s a concluir que el sector financiero español experiment­ará dificultad­es a corto plazo, pero no veremos quiebras como las de EE.UU. Ahora bien, esto dependerá de la evolución de dos cuestiones. Por un lado, la crisis financiera comportará una restricció­n del crédito y una mayor supervisió­n regulatori­a, a la que habrá que sumar el impuesto sobre la banca, lo que reducirá los beneficios de las entidades financiera­s. Por otro lado, si no se consigue frenar la inflación, y los tipos de interés mantienen los niveles actuales o se incrementa­n, la mora aumentará, y los bancos deberán dotar nuevas provisione­s y el impacto en beneficios aún será más fuerte.

Comparació­n No veremos en España las quiebras bancarias como las de EE.UU., sino algunas dificultad­es moderadas a corto plazo

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