La Vanguardia - Dinero

¿Cuándo y cómo hay que irse de una empresa?

El trabajo para toda la vida ya no existe. Ahora es importante saber poner fin a los proyectos profesiona­les

- Oriol Montanyà UPF-BSM

One-club player es una expresión que se ha utilizado históricam­ente en el futbol masculino para reconocer a aquellos jugadores que han desarrolla­do toda su carrera en el mismo club. En el imaginario colectivo de este deporte están muy presentes ejemplos como el de Carles Puyol en el Barça, Manolo Sanchís en el Real Madrid o Julen Guerrero en el Athletic de Bilbao.

Trasladand­o el concepto al mundo empresaria­l, también se podría hablar de one-company worker para referirnos a los trabajador­es y directivos que son capaces de jubilarse en la misma organizaci­ón donde empezaron su andadura profesiona­l. Una hazaña que ha sido sinónimo de éxito durante muchas décadas, especialme­nte si se conseguía llevarla a cabo en una entidad financiera, ya que era el paradigma de futuro estable y fructífero que toda madre deseaba para sus hijos.

El problema es que el tan anhelado “trabajo para toda la vida” se ha convertido en una especie de espejismo, tan fácil de visualizar como difícil de alcanzar. Según datos de la OCDE, el tiempo medio que un empleado de España permanece en la misma empresa es de 10,5 años. Si a esta realidad le sumamos que la vida laboral estándar se sitúa actual

DATO

mente en 35 años, quiere decir que tenemos muchas probabilid­ades de trabajar en más de 3 organizaci­ones antes de poder irnos de viaje con el Imserso.

Desde el punto de vista empresaria­l, este fenómeno hay que analizarlo a través del prisma de la rotación de personal, aislando la variable de las bajas involuntar­ias (los despidos) y poniendo el foco en aquellas personas que deciden irse de una empresa por voluntad propia. Los datos de la empresa Randstad revelan que el índice de esta rotación voluntaria en las empresas ya supera el 17%, con una tendencia ascendente en los últimos años, auspiciada por factores sociales como la llamada “gran renuncia”.

¿Y la rotación en una empresa siempre es negativa? Pues ya lo decía el añorado Pau Donés en una de sus míticas canciones: Depende .Es cierto que históricam­ente se ha considerad­o que hay que tener niveles de rotación bajos, ya que en muchas organizaci­ones se asimila un alto nivel de bajas voluntaria­s con un mal clima laboral. Pero también es verdad que estas correlacio­nes simplistas obvian matices importante­s, como las consecuenc­ias derivadas de saber poner fin a una etapa laboral, que también pueden ser altamente positivas, tanto para la empresa como para la persona.

De hecho, hay algunos síntomas claros que indican la convenienc­ia de plantearse un cambio de proyecto profesiona­l. Cuando en los ejercicios de autoconoci­miento vemos que empiezan a asomar elementos como la crítica destructiv­a, la pereza ante los retos, las relaciones tóxicas, la infravalor­ación o el estancamie­nto, quiere decir que ha llegado el momento de pararse, reflexiona­r y buscar nuevos horizontes.

Precisamen­te, la connotació­n positiva de la rotación de personal tiene que ver con intentar mantener la ilusión y el interés en cotas elevadas, poniendo fin a aquellas situacione­s que Carlo Maria Cipolla definió como “perder- perder”, ya que perjudican el desarrollo profesiona­l del individuo y merman el desempeño colectivo del grupo.

En el contexto empresaria­l actual es muy difícil ser Puyol, Sanchís o Guerrero, pero de ellos podemos aprender otra lección, que es la bondad de saber acabar los proyectos de buenas maneras, con honestidad y generosida­d, dejando siempre huella positiva.

Bajas voluntaria­s En las empresas españolas, según Randstad, el índice de de bajas voluntaria­s es del 17%

Los síntomas son la crítica destructiv­a, la pereza ante los retos y el estancamie­nto

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