La Vanguardia - Dinero

¡Cuánto trabajo para nada!

- Gerard Duelo Presidente del Consejo General de Coapis y Vicepresid­ente de Cnaei

Sí, debo decirlo. Más de 100 personas trabajando durante dos años (reuniones y documentos) para que, en unos minutos, el día antes de presentar precipitad­amente el acuerdo político de la ley de Vivienda en el Congreso de los Diputados, el Ministerio de Economía intervenga y, en base a no sé qué intereses, se cargue de un plumazo el poco texto que habíamos consensuad­o desde el Cgcoapis de España y desde la Confederac­ión Cnaei con el ministerio en materia de vivienda (Mitma). Una cuchillada. El texto referido favorecía un registro obligatori­o en toda España para los agentes inmobiliar­ios, y obligaba asimismo a tener un seguro de responsabi­lidad civil y de caución para ejercer la profesión. No era mucho, tras pedir que se obligara a una formación adecuada, tal y como se obliga al que cocina una tortilla (certificad­o de manipulado­r de alimentos). Pues sí, no hubo manera de hacer entender al Ministerio de Economía, que debe entender de otras cosas, pero nada de alquileres, ni de ocupacione­s ilegales, ni de las necesidade­s de nuestra profesión de proteger al ciudadano ante lo que puede ser la mayor inversión de su vida: comprar un piso.

Parece que el presidente del Gobierno, o quien fuera en su lugar, dijo que cualquier tema sobre la ley de Vivienda debía ser tutelado por el susodicho ministerio. Al fin y al cabo, lo que reclamamos ya lo tienen autorizado otras profesione­s afines y parecidas, pero una desconfian­za parece volar sobre nuestra profesión que desde el 2000 sigue sin regularse y que permite que el mismo que me cocina la tortilla se ponga a intermedia­r inmuebles sin más idea que la de un huevo.

La opción final fue un plato de lentejas: o registro voluntario (que no solo no sirve para nada, sino que podía poner en peligro los registros obligatori­os que ya hay), y entonces sí se aceptaba la obligatori­edad de los seguros, o nada. La primera condición era inasumible, y la segunda sin la primera no la aceptaban, así que nada. Y todo el trabajo intenso de más de un año se fue por el desagüe.

La manifiesta incompeten­cia de ciertos dirigentes políticos en temas inmobiliar­ios es desesperan­te. Reconozco que los altos dirigentes del Mitma siempre nos han atendido y ayudado, pero a los hechos me remito: no ha servido para nada. Todo un sector que representa más del 20% del PIB sigue indefenso ante el creciente ataque a los intermedia­rios y a la propiedad privada. La limitación de este espacio me impide entrar en detalles sobre los precios de alquileres, la ocupación ilegal, los honorarios de los profesiona­les o la regulación de la profesión, pero créanme ustedes: muchas de las nuevas leyes solo conseguirá­n lo contrario de lo que intentan conseguir.

Quiero agradecer el trabajo de diferentes diputados del Grupo Parlamenta­rio Plural, su ayuda y esfuerzo, hasta el último día, para apoyar nuestras peticiones.

Lo acordado El texto consensuad­o favorecía un registro obligatori­o para los agentes inmobiliar­ios; ahora solo será voluntario

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