El producto congelado se sube al carro

El ahorro en comparación al producto fresco impulsa el consumo, aunque no escapa a las subidas de precios

Para ahorrar en la cesta de la compra hay que pasar frío, no hambre. Decantarse por congelados en lugar de frescos deja ahorros de hasta el 40%. La opción gusta entre los consumidores en medio de la inflación sostenida.

“Los precios suelen ser entre un 10% y un 15% más bajos”, comenta

Las verduras ofrecen el mayor descuento, pero la incertidumbre de la sequía se puede trasladar al súper

Alberto Bueno, gerente de Frozen España, que engloba productores, distribuidores y comerciales. Las mayores compras vienen desde la covid. “Se dio una subida de consumo enfocada al almacenamiento. En el 2023 la tendencia al alza se sigue manteniendo. Los precios han ido creciendo, pero se han mantenido más estables que los frescos y productos de temporada”, repasa Bueno. Con el tirón, el sector prevé facturar entre un 5% y un 15% más este año. “La situación actual ha hecho que muchos consumidores apuesten por estos productos, somos optimistas”, apunta Álvaro Aguilar, secretario general de la Asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados (Asefapre).

Las búsquedas de congelados han subido el 147% en los últimos seis meses, detallan fuentes de Tiendeo, portal de folletos y ofertas en línea. “Con la inflación se buscan más promociones. El congelado es una opción cada vez más usada porque permite ahorrar aunque no se dejan de lado los frescos”, se señala. Los consumidores quieren recortar en merluza, bacalao, gambas o patatas, los que más búsquedas representan. En función del producto el ahorro varía del 15% al 40%, explican, un máximo que se puede asumir comprando marcas blancas y en el caso de las verduras,el recorte se dispara según qué se adquiera. Guisantes (-72%), merluza (36%) o brócoli (-19%) son algunos ejemplos que se ponen. La OCU, en un análisis de 20 productos de ocho cadenas, ha detectado un ahorro del 71% en judías, del 57% en espinacas, del 23% en cuartos traseros de pollo o del 13% en el filete de atún.

Pese al menor coste, los congelados no han escapado a las subidas de precios. El mayor coste energético ha repercutido en el proceso de congelado o pesca. Según el INE, el pescado congelado sube un 12% interanual en abril; el marisco, un 6%, y legumbres y hortalizas, un 15%. Más que sus contrapartes frescos. Esto puede ir cerrando la brecha. “Resulta complicado hacer predicciones, ya que los costes de producción son muy volátiles.

También dependerá de cómo vaya el mercado de frescos”, plantea Aguilar. La evolución del precio “depende del producto en origen”, incide Bueno. Un 58% de asociados de Frozen España espera que los costes sigan aumentando por falta de producto, sobre todo con los efectos de la sequía. “Las verduras pueden ser las más afectadas. Tocará buscarla en otros lugares o subir precios”, alerta Bueno. En cárnicos el precio sigue estable y en pescados hoy depende del coste del combustible.

Los congelados suponen un negocio de 5.000 millones de euros anuales, según cifras de Informa (Cesce). Desde el punto de vista de calidad o nutricional, al decantarse por congelados no hay contrapartidas. “A veces es mejor que el producto fresco. Conserva mejor las propiedades. Es una buena alternativa de ahorro, lo recomendamos incluso para ahorrar tiempo”, expone Alba López, nutricionista del centro Júlia Farré. El congelado procesado, como croquetas o empanados, sí tiene que vigilarse más. “Hay que ver sus ingredientes, qué forma parte del alimento. Aceites, azúcares...”, señala. En el caso de pescados, recomienda revisar si es de captura salvaje o piscifactoría, ya que en el último caso puede tener propiedades menores.

Evitar el desperdicio alimentario es otro tanto a favor. “Ofrecen la misma calidad nutricional que un fresco y se mantiene durante mucho más tiempo sin estropearse”, dice Aguilar. Y en lo que viene del mar, “la ultracongelación acaba de manera definitiva con el anisakis”, recuerda.