La Vanguardia - Dinero

Hipotels, el coloso que nació en Cala Millor

La firma hotelera mallorquin­a, propiedad de la familia Llull, tiene 28 hoteles en Mallorca, Cádiz, Lanzarote y Cancún

- Blanca Gispert

controla otros nueve establecim­ientos turísticos, además de un centro de convencion­es.

“En el año 1992, decidimos dar el salto a la Península y apostamos por las playas de Cádiz, que entonces estaban muy poco explotadas”, recuerda Gabriel Abraham, consejero delegado de la compañía. En la playa de la Barrosa, Hipotels construyó el Barrosa Palace, que este año ha sido reformado (tal y como muestra la imagen inferior). En la misma playa, la empresa ha abierto tres hoteles más, y también ha expandido su presencia en la provincia de Cádiz con dos hoteles en Conil y otro en Jerez de la Frontera.

Además de Mallorca y Cádiz, la compañía también tiene presen“Durante cia en la isla de Lanzarote (con dos hoteles) y en México. “Siempre tuvimos la espinilla puesta en el Caribe y después de muchos años batallando por conseguir la licencia, finalmente, en el 2018, pudimos abrir un hotel de cinco estrellas en Cancún”, comenta Abraham, quien añade que la empresa inaugurará en la misma zona un centro de convencion­es y otro hotel.

Llull explica que no todos los establecim­ientos han sido construido­s por la propia compañía. De los 28 establecim­ientos que hoy tiene en propiedad, nueve han sido comprados a otros competidor­es. “Nuestra especialid­ad es la oferta turística de sol y playa y allá donde hemos visto oportunida­des hemos comprado”, comenta.

Con hoteles de tres a cinco estrellas, la compañía ha colaborado durante décadas con turoperado­res para captar su clientela. “Trabajamos mucho con el grupo alemán TUI y también lo hicimos con Thomas Cook, que quebró en el 2019”. Si la desaparici­ón de aquel turoperado­r británico ya fue un golpe duro para el sector, al final resultó que tan solo fue la antesala de un 2020 para olvidar. la pandemia perdíamos un millón de euros cada mes porque teníamos que sufragar los costes de mantenimie­nto de los hoteles”, recuerdan. Como el resto de compañías del sector, Hipotels se acogió a créditos ICO para hacer frente al parón de la crisis sanitaria y se fue recuperand­o a medida que se restablecí­a el turismo local e internacio­nal.

“Hemos recuperado los niveles previos a la pandemia con una facturació­n de 200 millones de euros y un crecimient­o anual del 20%”, apuntan los directivos, que aseguran que se superarán los 2,7 millones de pernoctaci­ones del año pasado. En cuanto a la rentabilid­ad, indican que el beneficio bruto (ebitda) se situará en torno al 30% anual.

“A pesar de los años difíciles que nos ha tocado afrontar, Hipotels es un negocio que despierta mucho interés en el mercado. Nos han venido a buscar varios fondos de inversión con ofertas de compra atractivas pero siempre decimos que no, que la empresa no está en venta”, asegura Llull, quien apuesta por preservar el carácter familiar de la compañía.

La cadena está convencida que su trato cercano consigue cautivar a la clientela internacio­nal, principalm­ente de Alemania y el Reino Unido, y también de España. “Hemos logrado una tasa de repetición del 50% gracias al empeño que ponemos en el trato al cliente, la ubicación de los hoteles y la calidad gastronómi­ca”, celebra Llull.

Con el mismo trato cercano, la familia quiere forjar su relación con la plantilla, formada por una media de 2.500 personas. Ante la escasez de personal que afecta al sector, la compañía ha avanzado las contrataci­ones para la temporada de este verano, asegurando así que el mejor talento está en su casa.

La compañía colabora estrechame­nte con el turoperado­r TUI para captar clientela extranjera

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