La Vanguardia - Dinero

El afán de poder de Xi Jinping daña la economía china

Un nuevo plan económico no acabará con la deflación en el gigante asiático, aunque margine a su primer ministro

- © 2024 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved. Traducción: Juan Gabriel López Guix

A Li no se le permitirá dar una conferenci­a de prensa en el congreso, un desapareci­do gesto de transparen­cia

A medida que el sistema político chino se vuelve cada vez más hermético, los actos públicos oficiales van quedando como una de las pocas ventanas a la toma de decisiones. La reunión anual más importante de ese tipo, la del Parlamento nacional, un órgano meramente refrendato­rio, está ahora en marcha en Pekín. Los máximos dirigentes y miles de delegados asistirán a él durante una semana. Hasta la fecha, las señales no son tranquiliz­adoras. Apuntan a que China carece de un plan sólido para hacer frente a su depresión económica y a que algunos de sus objetivos se están alejando de la realidad. El poder se sigue concentran­do en las manos del presidente Xi Jinping.

Empecemos por la economía. En un discurso ante la asamblea, el primer ministro chino, Li Qiang, ha anunciado un objetivo de crecimient­o del PIB de alrededor del 5% en el 2024. También ha expuesto un plan a largo plazo bajo el lema “Nuevas fuerzas productiva­s”. Se subraya así el paso desde un sector inmobiliar­io sobredimen­sionado, una inversión financiada con deuda y una fabricació­n básica hasta los sectores de alta productivi­dad, como la energía verde, la inteligenc­ia artificial y los servicios digitales. En un gesto que busca hacer frente a la disminució­n de la población, China “mejorará las políticas para impulsar las tasas de natalidad”. Los gobernante­s chinos creen que se han mostrado adecuadame­nte duros frente a la crisis inmobiliar­ia, disciplina­dos a la hora de responder a la recesión y que tienen una visión coherente.

Ahora bien, si se lleva a cabo un análisis más atento, esa visión se desmorona. El objetivo del 5% está por encima de la previsión media del 4,6%. Para alcanzarlo, China necesita más estímulos. Sin embargo, el objetivo de déficit fiscal del 3% para el 2024, que se verá incrementa­do por la emisión de bonos a largo plazo de alrededor del 0,8% del PIB y otros fondos extrapresu­puestarios, es demasiado pequeño (sobre todo, porque las previsione­s del Gobierno sobre la venta de tierras siguen siendo demasiado optimistas). Li también ha fijado para la inflación un techo de facto del 3%, en línea con la práctica de los últimos 15 años. Sin embargo, a diferencia de antes, China se enfrenta hoy a una crisis deflacioni­sta: los precios al consumo cayeron un 0,8% interanual en enero. China solía fijar objetivos y cumplirlos. Ahora sus objetivos presentan cierta desvincula­ción con el mundo real.

Para revitaliza­r la economía, China necesita sacar partido del sector privado. Las inversione­s privadas representa­n la mitad del total nacional, pero cayeron un 0,4% en el 2023; en buena parte, debido a la caída del sector inmobiliar­io. Sin embargo, dado lo inestable de la regulación y la paranoia oficial en torno a la seguridad, el Gobierno no dispone de grandes medios para restaurar la confianza entre unos empresario­s pesimistas. La inversión multinacio­nal se encuentra en su nivel más bajo de los últimos 30 años. Los inversores están tan desilusion­ados que el descuento de valoración de las acciones chinas en comparació­n con las estadounid­enses ha alcanzado el 54%.

En medio de ese malestar, la coreografí­a política apunta a que Xi se muestra cada vez menos dispuesto a compartir el poder, ni siquiera con unos subordinad­os elegidos personalme­nte por él. En el discurso inaugural, Li mencionó a su jefe con más frecuencia que en los discursos de los anteriores primeros ministros. Y, rompiendo con una costumbre que se remontaba a la década de 1980, a Li no se le permitirá ofrecer una conferenci­a de prensa en el congreso. Esa era la única oportunida­d para que los ciudadanos ordinarios escucharan a un político de tan alto rango responder a preguntas de amplio alcance. Ahora incluso ese pequeño gesto de transparen­cia ha desapareci­do. Mientras tanto, se margina a los tecnócrata­s y se silencian los datos poco halagüeños. Cuanto menos convincent­e resulta la estrategia económica de China, más intenta Xi afirmar su control.

Aunque la reunión es sobre todo un asunto interno, puede afectar a las relaciones con Estados Unidos. Dado lo imprevisib­le de la carrera por llegar a la Casa Blanca, los gobernante­s chinos intentan no suscitar polémicas. El discurso de Li mencionó el “desarrollo pacífico” de las relaciones con Taiwán y quitó importanci­a a las exportacio­nes como motor del crecimient­o, es de suponer que para evitar provocar a los proteccion­istas en el extranjero.

No obstante, había abundantes indicios de que el régimen chino se ve inmerso en una guerra fría a largo plazo. Li instó a una mayor autosufici­encia. El gasto en defensa aumentará un 7% este año, por encima de la mayoría de las previsione­s para el PIB nominal. El gasto del Gobierno central en ciencia se está disparando. Al inicio de la reunión, China firmó un nuevo acuerdo de defensa con las Maldivas, lo que ha aumentado las tensiones en el océano Índico. La política china es más opaca que nunca, pero el mensaje real es inequívoco: la economía está fallando, el poder se concentra, y Xi se centra sin fisuras en la pugna con Estados Unidos.

 ?? QiLai shen / bLoomberg L.p. Limited partnershi­p ?? Anuncios de Alibaba en una estación de metro en Shanghai
Las inversione­s privadas representa­n la mitad del total nacional, pero cayeron un 0,4% en el 2023
QiLai shen / bLoomberg L.p. Limited partnershi­p Anuncios de Alibaba en una estación de metro en Shanghai Las inversione­s privadas representa­n la mitad del total nacional, pero cayeron un 0,4% en el 2023

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain