Geert Wilders
Un exmiembro del partido de Wilders sorprende a Holanda con su conversión a la fe que más detestaba, la musulmana
LÍDER DEL PARTIDO XENÓFOBO PVV
Las ideas xenófobas, sobre todo contra los musulmanes, parecen habérsele vuelto en contra a Geert Wilders (49), el líder del PVV holandés, que ha visto a un destacado miembro, Arnou van Doorn, convertirse al islam.
Hace algo más de un año empecé a estudiar el islam. No oía más que historias y ejemplos negativos sobre esta religión y quería saber más. Hablé con muchos amigos y conocidos que son musulmanes. Leí los hadices, la sunna, el Corán y otros escritos. Y me convencí de que el islam es una religión hermosa y sabia”.
El relato de la conversión religiosa de Arnoud van Doorn no tendría nada de particular si no fuera por el recorrido que precede a este político holandés. Concejal del ayuntamiento de La Haya, hasta diciembre del 2011 militaba en el PVV (Partido por la Libertad) de Geert Wilders, destacado por su fobia hacia el islam, que considera una religión violenta y una amenaza para la civilización occidental. Por eso cuando afirma que “sólo oía historias negativas” sobre el islam está pasando por alto el papel activo que tu- vo, desde el PVV, en el que ocupó cargos durante tres años, en la difusión de esa imagen.
“Sí, he de admitir que he dicho cosas que ahora no comparto, y me disgusta. No había verificado suficientemente esas historias. En el PVV teníamos un conocimiento muy superficial del islam, muchas de las cosas que decíamos se basaban en nuestra ignorancia”, responde Van Doorn a La Vanguardia por teléfono desde La Haya. “Me sumé con demasiada facilidad a la corriente de negatividad hacia el islam sin informarme por mi cuenta”, añade.
Aunque las hemerotecas no reflejan grandes declaraciones de Van Doorn contra esta religión –ese papel queda para Wilders en el PVV– admite que tenía prejuicios hacia los musulmanes. No ha tenido reacciones de sus antiguos compañeros de partido. Lo abandonó, junto con otra colega, por discrepancias sobre el funcionamiento interno de la formación, en medio de un pequeño escándalo sobre la tesorería del partido. Mantiene su acta de conce-
“Estoy emocionado por cómo la gente de fuera me arropa; en Holanda la reacción ha sido más crítica”
jal con un grupo independiente.
“Tiempo atrás cometí errores, como todo el mundo, pero he elegido un nuevo camino y espero, con mis conocimientos, poder ayudar a otra gente. Por ejemplo –explica– a poner en el buen camino a jóvenes de origen marroquí con problemas; ahora conecto mejor con ellos”.
Su paso del cristianismo al islam va “totalmente en serio, con la religión no se bromea”, afirma Van Doorn, de 46 años, casado y padre de tres niños en régimen de acogida. Decidió hacer pública su conversión el pasado 27 de febrero en su cuenta de Twitter. “Doy testimonio de que no hay más Dios que Dios y que Mahoma es su profeta”, escribió en árabe. “Un nuevo comienzo”, añadió en neerlandés. Ante semejante revelación, de poco sirvió que luego dijera que era un asunto de su “esfera privada”. La noticia ha dado la vuelta al mundo y Van Doorn ha hablado de su conversión con medios como Al Yazira o la agencia iraní Mehr.
“Estoy emocionado por cómo gente de fuera, que no me conoce, quiere arroparme. Las reacciones en mi país son a menudo cíni- cas, críticas o negativas, pero en los países árabes, en cambio, son mucho más cálidas. Eso me da paz, me calma y me ayuda a disipar las dudas”, explica. Ha aceptado la invitación del Gobierno saudí para realizar la umra (pequeña peregrinación) a La Meca.
Los vecinos de La Haya están acostumbrados a ver el nombre de Van Doorn ligado a titulares sorprendentes, como su detención por filtrar información a la prensa –en realidad, por dar unas claves de acceso a un periodista– o vender drogas a menores, un malentendido, dice, porque se hacía pasar por camello a fin de llegar al traficante. “Es mi forma de afrontar las cosas, siempre busco los límites y voy a la raíz de los problemas”.