Cultura contra la violencia
Bagdad recupera su cine, hay cartelera teatral y tertulias de escritores y artistas
El camión bomba que estalló en marzo del 2007 en Mutanabi, la calle de los libreros de Bagdad, tenía un fin muy específico: destruir uno de los pocos lugares que habían sobrevivido al odio sectario. Seis años después, la calle ha recuperado su esplendor y en Shabandar, el salón de té más célebre de Iraq, se citan escritores, poetas y artistas que discuten sobre lo humano y lo divino.
Su dueño, Mohamed al Yashali, pagó un alto tributo personal: cuatro de sus hijos y un nieto murieron descuartizados por el impacto de la bomba. Pero no se amilanó y decidió reconstruir el local, que data de 1917. “Desafié a los terroristas que querían poner fin a nuestra vida social y hacernos regresar a tiempos de oscuridad. Los hijos de los dos ríos (Tigris y Éufrates) tenemos que estar más unidos que nunca. Esta ciudad fue construida con el esfuerzo de muchos y no podemos consentir que unos cuantos la destruyan”, recita durante un homenaje a las cincuenta víctimas mortales de aquel atentado.
Miles de iraquíes aprovechan los días festivos para pasear por la calle peatonal vigilada por retenes de soldados y policías. Provistos de detectores de metales, revisan a fondo los enseres personales de los visitantes. Los viandantes, entre los que apenas asoman algunas mujeres, rebuscan a sus autores favoritos entre montañas de libros.
La cultura funciona en Iraq como un antídoto contra la violencia. “Necesitamos cultura y paciencia para superar decenios de destrucción y muerte. No se puede salir de una dictadura como si pasásemos las páginas de un libro”, explica Karim Fayeri, uno de los responsables de la Feria del Libro de la capital.
La Unión de Escritores iraquíes ha pagado un alto precio en vidas. “Al menos media docena de escritores han sido asesinados y dos centenares han tenido que exiliarse. Pero hemos conseguido que nuestra organización no fuese destruida por el virus sectario”, asegura Ali al Fauas, secretario general de la organización.
Bagdad ha sido nombrada capital cultural por la Liga Árabe. A partir del 23 de marzo será la sede durante un año de centenares de acontecimientos culturales que buscan recuperar el esplendor de tiempos menos violentos.
Fauzi Atroshi, viceministro de Cultura, afirma que el principal objetivo de la capitalidad es poner fin a decenios de censura y de cultura monocolor impuesta por el anterior dictador o los grupos religiosos. “Queremos aprovechar el tirón de este nombramiento para abrir nuevos centros culturales iraquíes en el extranjero, especialmente en Estados Uni- dos, Gran Bretaña, Francia, Irán y Líbano”, asegura.
Dieciséis obras teatrales se estrenaron en el Teatro Nacional de Bagdad en el 2012 con la participación de 160 actores iraquíes. Mizal Gazi, director del Teatro Nacional, afirma que “las obras originarias de autores extranjeros que hemos seleccionado reflejan una realidad similar a la que se vive en Iraq”. Obras de Ionesco, Beckett, Brecht, Sófocles y García Lorca. La Casa de Bernarda Alba ha sido una de las obras más aplaudidas en la temporada.
También el cine iraquí vive un revival. El Estado se ha gastado 7,7 millones de euros en financiar 24 películas y documentales durante el último año. “Los terro- ristas sectarios odian las iniciativas culturales porque son firmemente críticas con su proyecto totalitario”, afirma Shafiq al Mahdi, director general de Cine y Teatro, superviviente de un atentado terrorista. Seis películas iraquíes han conseguido estrenarse y ser premiadas en varios festivales de países del golfo Pérsico.
Hace cinco años, en plena guerra sectaria, se comenzaron a producir obras teatrales que apenas atraían a algunas decenas de espectadores. “Ahora recogemos la cosecha. Hay noches que vienen al teatro 600 personas y luego regresan a sus casas sin problemas”, asegura Al Mahdi.
El país sigue sufriendo el robo de su patrimonio. En el último mes han sido sustraídos 400 fragmentos de ladrillos de la puerta de Ishtar de la antigua Babilonia, una de las ocho puertas monumentales que se abrían en su muralla interior, construidas hace 26 siglos por Nabucodonosor II.
Nada nuevo. Hace un siglo los arqueólogos trasladaron los restos de otra de estas puertas a Alemania y fue reconstruida en el
El expolio sigue: en un mes se han llevado 400 fragmentos de ladrillos de la puerta de Ishtar, de Babilonia
museo de Pérgamo de Berlín.
Los soldados de EE.UU. tampoco tuvieron especial interés en proteger los museos de Iraq cuando la invadieron hace un decenio. Ni siquiera sabían que este país es la cuna de los sumerios, que hace cuatro mil años levantaban construcciones imposibles en Ur, la ciudad de Abraham.
El ayuntamiento de la capital quiere reconstruir los barrios destruidos durante la guerra sectaria. El despacho AV62 de Barcelona acaba de ganar el concurso de ideas de la rehabilitación del barrio suní de Adhamiya, habitado por 400.000 personas. Hubo un tiempo sin bombas en que Occidente construía Bagdad, convirtiéndola en una de las capitales arquitectónicas del mundo.