Rubalcaba hará ajustes en el PSOE para evitar la descoordinación
La acumulación de choques y errores vuelve a poner al partido en ebullición
“Todo el mundo quiere que pase algo, pero nadie sabe qué”, admiten en la dirección del PSOE. “Muchos quieren un revulsivo, pero no hay una posición ahormada de cuál debería ser”, añaden. Así las cosas, “nadie encuentra nada mejor que Rubalcaba, que es quien sujeta bastante la situación y quien garantiza estabilidad”, concluyen en Ferraz. Porque hay algo en lo que casi todos en el PSOE están de acuerdo: “No conviene meterse en una vorágine que haga saltar todo por los aires en mil pedazos”.
Apenas tres meses después de que Alfredo Pérez Rubalcaba lograra establecer todos los equilibrios posibles para que la mayoría del PSOE avalara aparcar has-
“Griñán quiere ahora estabilidad y no que se abra un conflicto en el PSOE”, aseguran en la sede de Ferraz
ta el 2014 cualquier debate sobre su sucesión o su continuidad al frente del partido, la acumulación de choques internos en las últimas semanas ha vuelto a prender la mecha de la desestabilización. El encontronazo con Pere Navarro por su petición de abdicación del Rey y la ruptura de la disciplina de voto de los socialistas catalanes por el derecho a decidir –que ha encolerizado a muchos veteranos y líderes territoriales del PSOE–; la rebelión de los socialistas gallegos para forzar la elección de su líder por primarias –e impedir así, según sostienen algunos, la concurrencia de José Blanco–; y el colofón del fiasco de la moción de censura de Ponferrada –que ha puesto en la picota al secretario de organización federal, Óscar López, y en un grave apuro a toda la dirección–, han actuado como detonante para que el partido vuelva a entrar en ebullición. Una situación que ha obligado de nuevo a Rubalcaba a ponerse manos a la obra para recomponer los equilibrios con los que mantener su hoja de ruta y su programa hasta la gran conferencia política que el PSOE celebrará en octubre.
Por lo pronto, Rubalcaba y su mano derecha, Elena Valenciano, han contactado con una mayoría de líderes territoriales del PSOE con los que se mantiene, según Ferraz, un “sólido acuerdo”. En primer lugar, con el andaluz José Antonio Griñán. Dirigentes socialistas críticos insisten en que Griñán “tiene la sartén por el mango”. “Le bastaría con dimitir como presidente del PSOE –explican–, para forzar un congreso extraordinario. El pacto es que Griñán no apretará a Rubalcaba, si Gaspar Zarrías y Luis Pizarro no aprietan a Griñán. Y a la inversa”. Griñán ya ha transmitido la necesidad de acometer mejoras en el funcionamiento de Ferraz –dando más responsabilidad orgánica a Valenciano–, pero demanda estabilidad y no quiere ni oír hablar de congresos extraordinarios ni de adelantar unas primarias para elegir ya al próximo cartel electoral del PSOE. “Griñán gobierna en Andalucía y quiere estabilidad y racionalidad, no le interesaría que se abriera un conflicto en el PSOE”, aseguran en Ferraz. Y de ahí lo que muchos califican como “una actitud responsable”. Eso sí, haciendo notar siempre su poder.
Rubalcaba, que ha recabado los respaldos necesarios para mantener su hoja de ruta, sí se propone acometer “ajustes de co- ordinación interna” para mejorar el funcionamiento de Ferraz tras el patinazo de Ponferrada. Este fin de semana estudiará esos ajustes, que se detallarán en la cita de la ejecutiva del PSOE convocada para este jueves en Ferraz, y que contará con la presencia de Griñán y la cúpula del partido. Aunque no se espera, en todo caso, que se produzcan relevos de dirigentes. “Ahora no podemos cortarnos un brazo”, razonan.
Junto a Andalucía, Rubalcaba cuenta para mantener firme su rumbo con el respaldo del PSC de Pere Navarro: “No apoyarán nada en el PSOE contra él”, afirman en Ferraz. Y suman el apoyo de las federaciones de Asturias, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Baleares, Murcia, Extremadura o Cantabria.