¿Salud, dinero y amor?
Jubilación viene de júbilo, se supone que los jubilados superan la maldición bíblica de ganar el pan con el sudor de su frente, de modo que la jubilación es un derecho, nacido de una trayectoria de trabajo, y no una obligación ligada a la edad.
Veamos cómo se reconsidera el papel de las personas mayores en función de los cambios del entorno económico y social. Para ello consideraremos los tres elementos de la felicidad según el dicho popular: salud, dinero y amor. En salud, las mejoras son considerables, se vive más años y mejor. Es posible estar activos hasta muy mayores. Con complicaciones, como el disparo de los costes de la Sanidad o las
Cada vez será más difícil pagar las pensiones: hacia mitad de siglo habrá casi tantos activos como dependientes
penosas situaciones de sufrimiento en personas de edades muy avanzadas.
El dinero. Con él hemos topado. La evolución demográfica es lenta pero muy tozuda. Cada vez será más difícil pagar las pensiones. Se calcula que hacia mitad de siglo en España habrá casi tantos activos como dependientes (90%) y que más del 30% de la población tendrá más de 65 años. Agravantes específicos: 1) la actual generación de jóvenes con un 50% de parados, tendrá menos hijos y más tarde. Con una derivada: el futuro déficit de población activa; 2) la inmensa mayoría de autónomos cotiza a mínimos y, al jubilarse, se encuentra con un descenso brutal de sus ingresos.
Soluciones y paliativos a esto: nuestros servidores públicos (eso son) deben adaptar la normativa a la realidad y no al revés. Eso quiere decir flexibilidad, permitir que se trabaje con más edad, y fórmulas de jubilación y trabajo a tiempo parcial. Si no, los muchos jubilados que necesiten unos euros de más, se pasarán a la economía informal.
Amor. No estamos hablando de la pasión romántica, que puede dar alas a algunos jubilados. Se trata de estar a gusto con uno mismo y en el ámbito familiar y social. Echar el resto con los nietos y ahora, en la crisis, también con los hijos, es la actividad de muchos mayores.
Más allá, el envejecimiento activo, por ejemplo, mediante la participación en actividades lúdicas y culturales, enriquece, fomenta la autoestima, ayuda a establecer nuevas amistades y, en último término contribuye a mejorar la salud.
Si además se presta un servicio socialmente útil, la satisfacción es doble, como constatamos con los voluntarios, principalmente directivos retirados. La propia, y la de cubrir necesidades donde las administraciones no llegan.