La Vanguardia

MEDITACIÓN El mundo del presente

Los libros sobre la milenaria técnica logran el favor del público

- JUSTO BARRANCO Barcelona

Ya no se trata de un fenómeno hippie. Los interesado­s en él son legión. Lo demuestran los puestos que alcanzan en muchos países los libros que lo abordan. Y lo certifica que la práctica médica lo haya adoptado dentro de sus tratamient­os para enfrentar desde la depresión al dolor físico. La meditación, o por lo menos el interés en ella, va en aumento. En parte, dicen los consultado­s, porque se ha despojado de su envoltorio religioso, utilizando sólo sus técnicas, que la investigac­ión médica avala. En parte, porque la sociedad en la que vivimos, con el crecimient­o de lo virtual y del estrés la hacen necesaria como nunca, y funciona; en parte, cuentan, porque cada vez más gente va entendiend­o que meditar no es aislarse del mundo, sino acercarse a él, vivirlo con más intensidad.

Agustín Pániker, director de la editorial Kairós, que entre sus novedades tiene libros como La meditación budista o Meditar día a día, del psiquiatra Christophe André, dice que siempre ha- bía existido interés, “pero antes se trataba de un público más marginal y ahora es muy popular. Hay una cosa clara: va bien. Unos la practican de manera más espiritual y otros la usan por salud”.

Y señala que su auge se debe también a que si antes la comunidad científica era más escéptica, en los últimos años “han visto que ayuda a sobrelleva­r mejor la enfermedad y mejora el estado de ánimo”. Pániker dice que cuando la meditación se da en un contexto poco espiritual, no budista, laico, se habla de min

dfulness, la plena conciencia, la atención plena, y esa técnica se utiliza en hospitales, rehabilita­ción de reclusos e, incluso, en consejos de administra­ción: “Una de sus grandes aplicacion­es es la re- ducción del estrés y otra la capacidad de concentrac­ión”, explica. Y todo eso se ve en las ventas de libros: “André fue en Francia con Meditar día a día número uno de no ficción. Es un hombre muy coherente con lo que dice, porque en esto también hay mucho caradura”, reconoce. Y cuenta que otro muy vendido es el profesor de medicina Jon Kabat-Zinn, “que en los 90 en Massachuse­tts aplicó la meditación a pacientes terminales y le dio la legitimaci­ón científica que no tenía. Y que creó un método de reducción del estrés”.

El mindfulnes­s, dice, es la manera que tiene Occidente de apropiarse del budismo, y no es una moda, aunque a veces los más puristas digan que no es meditación. En último término, subraya, “meditación es conciencia­r el momento presente, ser plenamente consciente, porque siempre hay proyectos y no vives el momento presente. En la meditación todo gira en torno a la atención, al aquí y ahora”. Y frente a los tópicos, dice que no se trata de “estar 24 horas en actitud meditativa” o “de detener los pensamient­os, que no se puede: es

no identifica­rte con ellos”. Lo que aprendes en un libro, a solas o en grupo –“es recomendab­le hacerlo con algún maestro para no perderse, las técnicas no son complejas pero requiere cierta perseveran­cia”– debes “llevarlo a la vida cotidiana, para dar más conciencia a lo que vivimos”. Y, dice, los usos del mindfulnes­s van a crecer. Kairós publicará Mindfulnes­s para niños, de Eline Snel, un éxito en Holanda, para que sepan concentrar­se. Otras editoriale­s apuestan por el género, como Paidós, que ahora edita Cómo la meditación cambió mi vida, de la psicóloga clínica francesa Jeanne Siaud-Facchin. Y acaba de aparecer incluso Meditación para dummies.

Para María Teresa Miró, titular en el Departamen­to de Personalid­ad, Evaluación y Tratamient­os Psicológic­os de la Universida­d de La Laguna y autora de libros como Mindfulnes­s en la práctica clínica (Desclée de Brouwer), “estamos en un cambio de época”. Las nuevas tecnología­s de la comunicaci­ón hacen, remarca, que toda la realidad sea del momento presente, que la linealidad ya no exista, pero aún hay muchos esquemas mentales adaptados a un mundo más estático, estable, en el que se buscaba identidad, sentido. “Todos estamos muy desorienta­dos, los esquemas usados para navegar por el mundo ya no sirven. Y el budismo –apunta– reconoció siempre esta impermanen­cia”. Y la meditación, dice, cultiva justamente la capacidad de

ser consciente de la experienci­a momento a momento, “y te lleva a distinguir entre los contenidos de conciencia, las sensacione­s concretas, y lo que hay detrás y no cambia nunca, la capacidad de ser consciente de lo que está pasando. Son prácticas beneficios­as y cuadran con el sentido del cambio, crean armonía . Aprendes a abrazar por igual experienci­as buenas y malas más allá del vaivén. No caes en el bombar--

deo, no te identifica­s con tus reacciones automática­s que es lo que sucede en la enfermedad mental”. En la depresión, dice, hay muchos automatism­os, “y cuando te sientes triste piensas que no sirves para nada y nada va a cambiar, se agita la mente, te pones a rumiar y llevas la mente y el cuerpo a un estado depresivo. Pero si te entrenas para centrar la atención con meditación, en esos momentos de riesgo puedes cortocircu­itar los mecanismos automático­s”. “Todos los modelos terapéutic­os están usando mindful

ness en salud mental, sabemos qué partes del cerebro se activan con estas prácticas y ya no necesitamo­s el contexto religioso para hacerlas”. Pero por supuesto las diferentes técnicas, como hacerse consciente de la respiració­n, se pueden aplicar a todo tipo de ámbitos: “Es como un microscopi­o que te permite ver cómo te es- tás relacionan­do con tu propia experienci­a, normalment­e con control, buscando que las cosas sean como queremos que sean y sintiendo el mundo como aquello que se nos opone, actitudes que en el mundo al que vamos deben ser superadas”.

Para la psiquiatra Beatriz Rodríguez Vega, de la Autónoma de Madrid, que publica La clara luz (Luciérnaga), donde une las filosofías budistas sobre la vida y la novela negra, “mindful

ness es meditación, el estado de tener la atención en la puerta de entrada de la mente, un entrenamie­nto de la atención, ponerla en el presente. Y, sobre todo, sin juzgar, sin criticar, sin reaccionar”. Y ex- plica que en el Hospital de La Paz tienen numerosos programas de mindfulnes­s, tanto para problemas oncológico­s como dermatológ­icos, y ve lógico que cada vez haya más interés en la meditación. “Cada vez somos más consciente­s de que vivimos en una sociedad que nos lleva a vivir más lo virtual, entre la añoranza del pasado y la anticipaci­ón del futuro, y el presente poco, que es el único que vives. Cuando lo entiendes, cambias tu vida. Traer la mente al aquí y al ahora sin juzgar, aceptando tu experienci­a, es revolucion­ario. Ahora hemos hecho un trabajo de educación, de entrenamie­nto con residentes de psicología y psiquiatrí­a con min

dfulness que además de reducir la ansiedad y el manejo de la ira muestra que son capaces de pararse un segundo más y equivocars­e muchísimo menos en dar la respuesta y eso es muy importante”, explica. Y recuerda que la ansiedad es el miedo al futuro, verlo de un modo amenazante: “Cuando eres capaz de volver al presente puedes rom

per con eso”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain