INDIA Lejos del sueño de Nehru
El historiador Patrick French resalta las contradicciones de la democracia más numerosa del mundo, que agranda su brecha social
Si escribir la biografía de un personaje es ya de por sí una tarea monumental, no digamos la de un país entero. Pero semejante desafío no ha amilanado a Patrick French, que, tras el éxito de su retrato autorizado de V.S. Naipaul, ha elaborado uno para el que no necesita ningún tipo de permiso: el de la India, potencia emergente, residuo colonial, laboratorio del nuevo capitalismo y la democracia más numerosa del mundo, entre muchas otras cosas.
“Desde pequeño me intrigó la India –explica el autor en su casita de clase media del barrio londinense de Balham, lejos del centro–, en especial la herencia imperial y un mundo de intrigas políticas más propias de los Borgia que de los siglos XX o XXI. Y ahora más todavía, con unas profundas transformaciones tecnológicas que están creando riqueza, pero al mismo tiempo aumentando todavía más si cabe la enorme brecha que separa a los ricos de los pobres”.
El esqueleto de la teoría de French, al retratar la India, es que el país, tras caminar por la misma senda durante generaciones, emprendió en los años noventa no sólo una radical reforma económica, sino al mismo tiempo una “revolución psicológica”. De repente, dice, los hijos se dieron cuenta de que podían hacer cosas que a sus padres ni siquiera se les habían pasado por la cabeza, y esa ambición y seguridad en sí mismos ha dado alas a la nación. “No he querido que el libro fuera un gran y aburrido ensayo teórico, de modo que he utilizado una serie de acontecimientos y personajes como vehículo narrativo –explica–. Por supuesto que no pueden cubrir todos los ángulos posibles de la historia, pero creo que constituyen un reflejo adecuado de lo que es la India del 2013, que por un lado responde a los viejos estereotipos, pero por otro está cambiando tan de- prisa que resulta una gran desconocida”.
El escritor (47 años, un ecologista que ha sido candidato a la Cámara de los Comunes por el Partido Verde) considera que “existe una evidente contradicción entre el sueño de Nehru de un estado socialista independiente, y la nación cada vez más próspera y polarizada que es la India contemporánea, del abrazo del neoliberalismo económico”. Aunque la visión del gran padre de la patria haya quedado aparcada, también es cierto –señala el autor– en que existe una red social que no llega a los más pobres, pero sí cubre a un amplio sector de la sociedad.
Por mucho que haya sido su avance, French ve enormes problemas en la India, empezando por la supervivencia del sistema de castas, la sumisión de la prensa a las fuerzas del establishment y, sobre todo, la corrupción política interna en el seno de los partidos. “El resultado –dice– es una frustración creciente de la población (igual que en el resto del mundo) con unos exponentes tradicionales del poder más dedicados a preservar sus propios privilegios que a representar los intereses de los votantes. Existe una barrera generacional, porque las mismas familias llevan décadas mandando, y los jóvenes no se sienten representados”. Pero al mismo tiempo observa que existe una gran fe en la democracia como concepto, tanto que el índice de participación electoral oscila entre el 80 y el 90 por ciento.
Patrick French considera que la dinastía Gandhi sigue mereciendo respeto e interés, pero que su estatus y su influencia real han declinado. A Sonia (nuera de Indira Ghandi y viuda de su hijo Rajiv) la ve como una mujer muy inteligente, que a pesar de haber nacido en Italia tiene un gran conocimiento de la sociedad y de los mecanismos del poder en la India, ha puesto orden y disciplina en el Partido del Congreso, pero al mismo tiempo se ha generado muchos enemigos. En cuanto a Manmohan Singh, presidente desde el 2004 al frente de una coalición muy estable, piensa que “se trata de un tecnócrata con muy mala prensa pero más agudo de lo que podría pensarse, un superviviente nato”.
El auténtico motor del progreso de la India, en opinión de French, es la política local. “Los líderes regionales son en cierto sentido más importantes que las nacionales –señala–. Son quienes tienen que llevar el progreso a las ciudades y pueblos, responder a las expectativas de la gente. Y si no cumplen sus promesas, son reemplazados sin contemplaciones al margen del partido al que representen”. Respecto a los nacionalistas hindúes del BJP, estima que se trata de un movimiento mucho más complejo que la caricatura de ellos como unos fundamentalistas, y que una de sus virtudes que los hace más atractivos a los votantes es la lucha contra la corrupción.
En su grandioso retrato de la nueva India, French destaca el declive de la importancia de la religión, la no radicalización de la comunidad musulmana (que es la segunda mayor del mundo después de la Indonesia), y el hecho de que el terrorismo no constituya un “problema significativo” (los atentados de Bombay en el 2006 y 2008 fueron atribuidos a militantes radicales paquistaníes). “Las relaciones con Pakistán han mejorado notablemente –dice–, tanto que el mayor peligro ahora no es una guerra sino la desestabilización interna en el vecino país islámico”.
“Los indios sienten un gran resentimiento hacia el legado colo-
“La visión del gran padre de la patria ha quedado aparcada, pero existe una red social”, dice French
nial del Imperio británico –comenta el escritor–. Cuando les preguntas qué dejaron de bueno los ingleses, lo único que se les ocurre es el ferrocarril. Contrariamente a la imagen, uno de los grandes pecados de Londres fue no enviar suficientes burócratas para que administrasen la India, intentando hacerlo de baratillo. Consecuencia de ello es la ausencia de un servicio diplomático amplio y eficaz que haga avanzar los intereses del país en el extranjero. Los jóvenes tienen una imagen más favorable de los EE.UU. que de Gran Bretaña, les encanta esa actitud típica norteamericana de que todo es posible”.