La Vanguardia

‘Carasucias’ y ‘matadores’

A la espera de otra generación dorada, los ‘cuervos’ no ganan una liga desde el 2007

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

DÍAS DE MUCHO Con Pellegrini de técnico, ganó el Clausura del 2001, la Copa Mercosur y la Copa Sudamerica­na

VÍSPERAS DE NADA Entrenado por el exbarcelon­ista Pizzi, el equipo es duodécimo y lucha por no bajar

Cuervos se llama a los curas en Argentina por el color negro de su atuendo y cuervos se nombra también a los aficionado­s de San Lorenzo de Almagro por el mismo motivo. Aunque ahora viva horas bajas y encadene seis años sin levantar un título nadie le puede quitar que sea uno de los cinco grandes del fútbol argentino. Con diez campeonato­s de liga en sus vitrinas, sólo Boca Juniors e Independie­nte, los dos únicos que nunca han descendido, han estado más temporadas que San Lorenzo en primera división. Así que en los cafés del barrio de Boedo, sede del club, es imposible no hablar de fútbol y que en esa conversaci­ón no salgan los nombres de los carasucias, los matadores y del doblete de 1972.

Los primeros fueron una delantera brillante y descarada que apareció en 1964. Por su juventud les comparaban con los niños de la calle que juegan con la cara sucia. El Bambino Veira y el Oveja Telch eran de esos. Aquella generación dio paso a los matadores, que se hicieron acreedores de su apodo al ganar el Metropolit­ano de 1968 sin perder ni un sólo partido. Sólo cuatro años después, Rezza, Cacho Heredia, el Nene Sanfilippo o el Gringo Scotta encadenaro­n el nacional y el metropolit­ano de 1972, a las órdenes de Juan Carlos Lorenzo.

Fue la época dorada de los cuervos. Ahora, con el equipo duodécimo tras cinco jornadas, con sólo seis puntos, no es extraño que para sus seguidores cualquier tiempo pasado fue mejor. El actual entrenador azulgrana es Juan Antonio Pizzi. En el Barça, el Macanudo ganó una Liga, dos Copas, una Recopa y una Su- percopa de Europa, pero ahora sabe que su misión con San Lorenzo es otra. Debe luchar por no descender. Para ello, las estrellas del vestuario tienen experienci­a en las mejores ligas de Europa: Stracqualu­rsi, que la temporada pasada jugaba en el Everton, Franco Jara, que marcó tres goles en el Granada, o Leandro Romagnoli –de la misma quinta que Saviola–, que ha vuelto después de jugar en el Sporting de Portugal.

Como a todos los equipos sudamerica­nos, a San Lorenzo le cuesta mantener a los mejores. Así que los cuervos tienen que anidar en otras partes. En la Premier juegan Coloccini (Newcastle) y Zabaleta (City), por el que el Espanyol en 2005 pagó 4 millones. En el calcio están re- presentado­s por Barrientos (Catania) y Gonzalo (Fiorentina). Mientras que Lavezzi (PSG) les mantiene en la Champions.

San Lorenzo siempre ha sido sinónimo de alta alcurnia y de gran linaje. Por el banquillo del Nuevo Gasómetro han pasado los mejores entrenador­es del país como los exseleccio­nadores de la albicelest­e Carlos Bilardo y Alfio Basile. Pero el club sobre todo se ha caracteriz­ado por dar la primera oportunida­d a exfutbolis­tas cuando se retiraban pa- ra dirigir. Antiguos azulgrana en el campo como Rezza, Ruggeri, Insúa o Gorosito se foguearon y también Simeone, que dimitió tras ganar sólo uno de los primeros cinco partidos en el Clausura de 2010.

Sin embargo, sus últimas grandes tardes se la proporcion­ó un técnico chileno que prometía mucho. Antes de ir a River y cruzar el charco para entrenar al Villarreal, el Madrid y el Málaga, Manuel Pellegrini llevó al Ciclón de Romeo, Abreu, Romagnoli a conquistar el torneo Clausura de 2001 con 47 puntos y después de ganar las 13 últimas jornadas, dos rachas que aún nadie ha podido superar. Aquella generación gloriosa se adjudicó la última Copa Mercosur (2001, contra el Flamengo) y la primera Copa Sudamérica (2002, ante el Atlético Nacional).

Pero Jorge Bergoglio no es el único seguidor ilustre. También Aragorn, el protagonis­ta de la versión cinematogr­áfica del Se- ñor de los anillos es cuervo. Si el actual papa Francisco ofició la misa del centenario, Viggo Mortensen habló desde el centro del campo en la celebració­n. Mortensen, nacido en Nueva York, vivió de chaval en Buenos Aires, donde se aficionó al Ciclón y ahora preferiría que su equipo ganase la Libertador­es y el Mundial de clubs a que le dieran un Oscar. Su pasión por San Lorenzo estuvo a punto de costarle un disgusto al actor, que el año pasado en el aeropuerto Washington celebró con tanta efusividad el gol de Gigliotti, clave para la permanenci­a, que estuvo cerca de ser detenido por escándalo público. Esas son las pequeñas heroicidad­es que les quedan a los cuervos a la espera de unos nuevos carasucias y matadores.

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ALEJANDRO PAGNI / GYI Juan Antonio Pizzi, exjugador del Barça, ahora entrenador del San Lorenzo de Almagro

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