El rival es de caucho
Los pilotos señalan la rápida degradación de las nuevas gomas Pirelli como el ‘enemigo’ más temido del inicio de curso
Ni Vettel, ni Alonso, ni Hamilton. En este inicio de Mundial, el enemigo más temido por todos los pilotos, unánimemente, se llama P Zero. Pirelli, en su tercer año (y quizás último) como suministrador de la F-1, ha rizado el rizo con las gomas: los cuatro compuestos de seco que sirve son más blandos, se degradan más rápido y amenazan con un galimatías de pit-stops. Por ello, son el mayor quebradero de cabeza de los pilotos. Y el mejor aliado del aficionado que quiere espectáculo e incertidumbre. A falta de que la carrera dicte sentencia, la parrilla de salida para hoy estará de nuevo dominada por los Red Bull de Vettel y Weber, seguidos por el Mercedes de Hamilton y los Ferrari de Massa y Alonso, que saldrá quinto.
En descargo de Pirelli –que se juega el prestigio entre los consumidores–, la mayor degradación y menor durabilidad de sus compuestos es una petición de su cliente, la F-1, que, a falta de reglas novedosas, busca carreras más imprevisibles exprimiendo la parte del coche más sensible, la que toca en el asfalto. “El año pasado, los equipos fueron entendiendo el funcionamiento de los neumáticos a lo largo del campeonato y a final de temporada las carreras eran menos competitivas, muchas veces con un solo pit
stop”, argumenta Paul Hembery, responsable de Pirelli Motorsport. Por eso, esta “última generación de neumáticos son más blandos y más rápidos, y con una mayor degradación deliberada”.
De este modo, las gomas del 2013, además de incorporar un color más identificable para el espectador –el naranja para el compuesto duro–, tienen la característica de calentarse antes, de tener más adherencia (sobre todo en la primera vuelta) y hacer el coche más rápido (de 0,5 a 0,8 segundos por vuelta), pero en contrapartida duran menos; es decir, su rendimiento decae de forma alarmante en pocas vueltas, por lo que el pilotaje se complica, los adelantamientos deberían facili- tarse y las paradas serán necesariamente más frecuentes. “Con este nivel de degradación, en una carrera deberíamos hacer 7, 8 o 10 pit-stops”, calcula Sergio Pérez, uno de los que habitualmente mejor cuidan los neumáticos.
Los pilotos han puesto el grito en el cielo. “Entender los neumáticos ha sido tremendamente difícil durante el invierno, y quizás no están al nivel esperado, no son suficientemente buenos”, opinaba Fernando Alonso después del primer contacto con el asfalto de Melbourne. El asturiano intuye que la mayor degradación “puede hacer las carreras con más pit
stops, más divertidas para el público y más difíciles para los equipos”. En el 2012 hubo una media de 48 paradas por carrera, dos por piloto. En Australia hubo 40.
Pirelli no está por la labor, ya que de eso se trataba. Para la factoría de Milán, el P Zero blanco (dureza media), el segundo más usado el año pasado, es ahora 0,8s más rápido y en durabilidad se asemeja al blando del 2012, mientras que el P Zero rojo (superblando) es ideal para pistas reviradas y lentas. Son los dos compuestos con los que corrían hoy en Australia, una de las claves, para lo bueno y para lo malo.