Algo notable que comienza
La Iglesia de Francisco echa a andar en este domingo con un ángelus sobre la misericordia en Roma, mientras en las diócesis del mundo el peregrinar prosigue. En las biografías de los seminaristas Eduard Puig y Josep Teixidó se ha cruzado la elección de un nuevo pontífice, y la misa de su ordenación diaconal ayer en la basílica de la Sagrada Família adquirió por ello un espíritu de renovación especial. Algo notable da comienzo en sus vidas, y en la de la Iglesia católica, también.
“El papa Francisco en pocos días nos ha manifestado a todos que es un hombre de Dios, sencillo, preparado, próximo a la gente, que llega al corazón de las personas, con un estilo de vida pobre”, desgrana en su homilía el cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, que el sábado regresó de la intensidad vaticana de un cónclave inusitado con desenlace prometedor.
Fuera, en esta tarde desapacible, truena. Dentro, en la basílica consagrada por un pontífice, se evoca ahora a otro. El fugaz paso de Benedicto XVI por Barcelona en noviembre del 2010 vinculó al ahora papa emérito a la ciudad con la fuerza de la fe y la arquitectura. Su renuncia al papado muestra “su actitud de servir lo mejor posible a la Iglesia”, tercia Sistach. En la basílica, la nave central está hoy repleta, pero las laterales menos, y palpita la esperanza de que el nuevo papa ponga remedio. Pero para Eduard y Josep es una gran tarde la de este día, que podrán vincular, de modo providencial, a la llegada de Francisco.