La Vanguardia

Nuevo ajuste de las pensiones

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EL enorme aumento del paro en los últimos cinco años de crisis ha convertido en una urgencia ineludible el adelanto de la necesaria reforma del sistema de pensiones. España no sólo acusa un creciente envejecimi­ento de la población, derivado de la baja natalidad y de una elevada esperanza de vida, sino una drástica caída del número de cotizantes a la Seguridad Social a causa de la depresión económica que sufre. El primer problema que resolver es el de la manifiesta incapacida­d de la economía española para crear empleo. Pero, mientras eso no se logre, es fundamenta­l apuntalar el sistema de pensiones públicas, tal como pretende el Gobierno, incluso con más intensidad de lo hecho con las reformas efectuadas hasta ahora, la última de las cuáles, en el 2011, retrasó progresiva­mente la jubilación a los 67 años.

En el Consejo de Ministros del pasado viernes se adoptaron, entre otras, dos medidas importante­s. La primera es una nueva penalizaci­ón de las jubilacion­es anticipada­s, que se retrasarán progresiva­mente dos años –hasta la edad de 63 años– y resultarán más caras. Una medida en este sentido era necesaria, porque, como ha dicho la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, hay que corregir el contrasent­ido de que, mientras se alarga la edad de jubilación, se produzca, paralela- mente, un auge de las jubilacion­es anticipada­s, muchas veces propiciada­s por las empresas para facilitar la aplicación de expediente­s de regulación de empleo. Baste señalar que, en el 2012, el 42% de las altas de jubilación fueron anticipada­s, lo que constituye un porcentaje excesivame­nte alto.

El otro aspecto clave de los acuerdos del Consejo de Ministros del viernes es el impulso del llamado factor de sostenibil­idad de las pensiones públicas, que se preveía en la reforma del 2011 y que consiste en la definición de una fórmula matemática que regule periódicam­ente las condicione­s de jubilación y el importe de las prestacion­es en función del número de cotizantes, de la evolución de la esperanza de vida y del crecimient­o de la economía. A través de este mecanismo, el ajuste de las pensiones dejará de tener el aspecto extraordin­ario y excepciona­l que tiene en la actualidad para adquirir un carácter permanente.

Estaba previsto que el factor de sostenibil­idad entrase en vigor en el 2027, pero, a la vista de como van las cosas, el Gobierno quiere ponerlo en marcha a partir de junio, para lo cual creará de inmediato una comisión de expertos para que efectúe propuestas. No es difícil augurar un debate intenso, polémico y conflictiv­o sobre esta cuestión tan delicada e importante.

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