Papa y Barça con aceitera
Cuando en el 2005 murió Juan Pablo II, los periodistas tuvimos que reciclarnos en terminología vaticana. Pero acostumbrados a las nuevas tecnologías, con las que enseguida todo se encuentra, lo que descubrimos fue un agujero negro: los 26 años de papado de Karol Wojtyla habían coincidido con un salto tecnológico y cultural inédito, y el hecho de que durante un cuarto de siglo no se hubiera celebrado ningún cónclave provocó una laguna informativa. Mientras los jóvenes del siglo XXI admiraban el ritual romano, los periodistas nos sumergíamos en hemerotecas y libros especializados para determinar las grafías: ¿ fumata, en redonda o en cursiva?; “habemus papam”... Hoy ya no hay que escribir la fumata en cursiva –a pesar de que no es otra cosa que una humareda en italiano–, porque el diccionario ya la recoge.
Como ocho años no son nada, la memoria recuerda la pompa y circunstancia del 2005, cuando salió Benedicto XVI, y hoy la novedad ya no es la misma. Lingüísticamente, las palabras son más conocidas y es lógico que los periodistas juguemos con ellas: va con el sueldo. Pero se puede jugar de muchas formas, sin tener que sacar cada vez la aceitera de los tópicos, feliz imagen recién acuñada por Quim Monzó.
El martes, con la primera fumata negra en Roma y conforme se acercaba la hora del Barça-Milan, ya se veía venir: los titulares del fútbol jugarían con el cónclave. Efectivamente, aunque parecía que había que descartar la fumata blanca en cualquier juego de palabras –por los colores del Milan y del Madrid–, el color blanco asomó en algunas webs: “Fumata blanca en el Camp Nou”; El Periódico tuvo la precaución de colorear-la, “Fumata azulgrana”, mientras que el diario turinés Tuttosport lo veía desde el otro lado: “Fumata nera”. Vilaweb y El Punt/Avui optaron por la proclama: “Habemus Barça”. LaVanguardia.com completaba la información con un curioso reportaje, “Los cónclaves del Barça”, donde documentaba que los partidos que se juegan mientras hay un cónclave acaban en goleada azulgrana. (Me fascina la capacidad creativa y literaria de los compañeros de deportes; los admiro.)
Las portadas en papel de La Vanguardia, Marca, Ara y La Razón rehuyeron la aceitera y optaron por la recuperación del equipo: “Vuelve el Barça”, “Han vuelto” y “El Barça ha vuelto”. Quizás porque no estaba muerto del todo, y sólo se había retirado como el Papa emérito, nadie recurrió al concepto de la resurrección, otro de los tópicos presentes en todas las aceiteras.
El miércoles coincidieron fumata negra y fútbol, y se acabaron fundiendo en los titulares