La Vanguardia

Examen de conciencia en Inglaterra

La Premier analiza las razones por las que no tiene ningún representa­nte en cuartos de la Champions

- Rafael Ramos

Los ingleses llevan muy mal perder, sobre todo en los deportes que han inventado y consideran suyos. Ser derrotados por Nueva Zelanda o Sudáfrica en cricket es un drama. Caer ante Australia en rugby es una tragedia. Y quedarse fuera de los cuartos de final de la Champions por primera vez desde 1996, sencillame­nte imperdonab­le, por mucho que un árbitro turco haya puesto su granito de arena echando un ca- ble al Madrid en Old Trafford.

El gran tema de debate es si la prematura eliminació­n de todos los equipos británicos (Celtic de Glasgow incluido) es síntoma de un declive sistemátic­o o un fenómeno coyuntural. Al fin y al cabo también se hablaba hace una semana de que el Barça de Messi había dejado de ocupar el trono, y han bastado cuatro goles al Milan para que los expertos le cuelguen de nuevo no sólo la etiqueta de favorito, sino de mejor equipo de la historia.

En realidad hay un poco de ambas cosas. En la Champions la fortuna, las lesiones, las sanciones, las decisiones arbitrales y las cir- cunstancia­s de todo tipo (como por ejemplo la erupción de un volcán en Islandia que obliga a viajar a Milán en autobús) son con frecuencia factores decisivos. El Chelsea no fue el año pasado el mejor equipo de Europa, no habría llegado a la final de no fallar Messi un penalti, y su triunfo no significab­a la superiorid­ad de la Premier sobre la Liga o la Serie A. Por la misma regla de tres, el Barça no habría llegado a la final de Roma de no ser por el histórico gol de Iniesta en el último minuto, o a la primera de Wembley sin el remate de cabeza de Bakero en Kaiserslau­tern. Y si el Madrid gana este año la décima –Dios no lo quiera, quizás con un papa argentino sea más difícil–, la expulsión de Nani habrá sido un momento crucial.

Dicho esto, sí hay elementos y estadístic­as que permiten comparar la potencia de las diferentes ligas. Desde 1996, Inglaterra ha colocado 33 cuartofina­listas, España 32, Italia 24 y Alemania 20, lo cual deja bastante claro cuáles son las dos auténticas superpoten­cias. En las últimas ocho finales de la Champions ha habido otros tantos equipos de la Premier, tres de ellos ganadores. ¿Es el fracaso de una temporada suficiente para hablar de crisis? Para Arsène Wenger desde luego que sí, y también para numerosos especialis­tas de los medios.

Semejante postura parece una exageració­n. De la misma manera que los ingleses se equivocan cuando proclaman a los cuatro vientos que la Premier es la mejor liga del mundo, también erran cuando ahora se llevan las manos a la cabeza. Con el fútbol italiano en horas bajas porque el Inter, el Milan y la Juve ya no tienen el dinero para fichar como antaño, el dominio en Europa lo van a seguir ejerciendo los dos gigantes españoles, el Manchester United, el Chelsea y el Bayern, con la posible incorporac­ión del Manchester City. La Bundesliga es un producto cada vez más atractivo, pero se trata de un mercado vendedor en vez de comprador, que no puede competir económicam­ente.

De hecho, la inexperien­cia europea del City es un factor notable en el deterioro de las estadístic­as de la Premier a nivel Champions, ya que en las dos últimas temporadas ha sido eliminado en la fase de grupos, ganando tan sólo tres de doce partidos posibles, dos contra un Villarreal que descendió de categoría, y uno contra los suplentes del Bayern. Lo que sí ha bajado es el nivel de juego de la liga inglesa, donde se defiende muy mal, no hay buenos porteros y de Everton para abajo (o este año Swansea) la calidad aparece con cuentagota­s. Jugar contra el Sunderland es una cosa, pero contra el Dortmund otra muy distinta. Y la diferencia se nota.

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