Chipre se debate entre aceptar la quita o ir a la quiebra
Nicosia intenta renegociar la tasa para que castigue menos a los pequeños ahorradores
Nunca el mensaje a la nación de un presidente de Chipre había tenido tanta atención internacional como la que ayer recibió Nikos Anastasiadis. Confiscar parte de sus ahorros a los chipriotas es “la solución menos dolorosa” que tiene ante sí el país “dadas las circunstancias”, avisó el dirigente chipriota en un mensaje por televisión.
La alternativa a esta ‘quita’ a los depósitos, sugirió, es la quiebra. El Banco Central Europeo había amenazado con cortar mañana mismo la línea de liquidez que tiene abierta a dos mayores bancos chipriotas, precipitando una quiebra descontrolada que el Estado no tiene medios para amortiguar. La decisión está en manos del Parlamento de Chipre, donde ningún partido tiene la mayoría. Aunque el Eurogrupo presionó al gobierno para que votara la medida ayer mismo, a la vista del revuelo social y político que ha provocado el acuerdo, la sesión fue aplazada hasta hoy por la tarde.
A cambio de prestarle 10.000 millones de euros, el Eurogrupo ha exigido a Chipre una medida nunca antes vista en anteriores rescates financieros: pasar directamente parte de la factura a los contribuyentes y aplicar una tasa excepcional del 6,75% a los depó- sitos inferiores a 100.000 euros y del 9,99% a los que superen esta cantidad. Las transacciones electrónicas fueron suspendidas la madrugada del sábado para retener la parte de cada cuenta correspondiente al impuesto.
Ese mordisco, por decreto, a los ahorros de los chipriotas es la manera que el Eurogrupo ha encontrado para hacer pagar por el rescate también a los clientes extranjeros de los bancos de la isla, responsables del 40% de sus depósitos. Esta medida es también el trago más amago de pasar para los diputados chipriotas.
Anastasiadis se comprometió ayer a respetar la decisión que salga del Parlamento pero animó a los diputados a respaldar el plan de rescate y tratar de renegociar con la troika los umbrales de la tasa bancaria y tratar que afecte menos a los pequeños ahorradores. “Sigo dando la batalla para que enmendar las decisiones de la eurozona en las próximas horas, para limitar su efecto sobre los pequeños depositantes”, afirmó el jefe de Gobierno chipriota.
El compromiso con el Eurogrupo, para cuadrar la factura del rescate, es que la medida sirva para recaudar unos 5.800 millones y la esperanza de Nicosia es llegar a un mejor reparto de la carga. Berlín se desentendió ayer de la decisión de aplicar quitas a los pequeños ahorradores y culpó a Nicosia, el BCE y Bruselas. Su mi- nistro de Finanzas, Wolfgang Schauble, aseguró que su opción preferida era obligar a contribuir a los inversores de los bancos.
El presidente Anastasiadis tomó las riendas del país hace sólo tres semanas, en sustitución del comunista Dimitris Chrisfofias, que llevaba ocho meses intentando que el rescate de la isla no llevara su firma. La coalición de gobierno sólo tiene 29 de los 58 escaños del Parlamento, y varios de sus diputados se plantean votar en contra del plan de rescate.
Una de las medidas que maneja el Gobierno chipriota para que los ciudadanos mantengan su dinero en los bancos del país es ligar el mantenimiento de los depósitos a los beneficios futuros de las reservas de gas que el Estado planea empezar a explotar en breve. Los ahorradores que no saquen el dinero de la isla durante dos años recuperarán la mitad del impuesto bancario pagado a través de bonos que el Estado prevé financiar con los beneficios que generen estas explotaciones.
Hoy es festivo en la isla mediterránea pero los bancos deberían abrir sus puertas mañana. El Gobierno, sin embargo, sopesa mantenerlos cerrados durante “al menos un día más” para dar tiempo a que el Parlamento vote el plan de rescate y se apliquen los posibles impuestos extraordinarios, explicaron fuentes diplomáticas. No se puede descartar, añadieron, que se pongan en marcha medidas puntuales para evitar la salida de fondos del país y se ponga un límite a las retiradas en efectivo. La tasa chipriota ha puesto de manifiesto que dentro de la zona euro hay países más seguros que otros para depositar el dinero y que existen maneras de saltarse la garantía estatal de todos los depósitos inferiores a 100.000 euros dentro de la Unión Europea.
¿Cómo reaccionarán los ciudadanos de otros países en los próximos días? Los negros presagios expresadas por una mayoría de analistas financieros y economistas internacionales sobre los efectos secundarios del plan chipriota contrastan con la sangre fría con que los responsables europeos desgranaron su contenido durante la madrugada del sábado. El acuerdo evitará la quiebra descontrolada de los bancos chipriotas, que habría tenido consecuencias en toda la eurozona y permitirá preservar su estabilidad, defendieron al unísono los representantes del Eurogrupo, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Jorg Asmussen, miembro del consejo ejecutivo del BCE, reiteró el sábado que el emisor central vigilará de
CRISIS El Gobierno podría cerrar un día más los bancos en espera de la votación
INCERTIDUMBRE POLÍTICA El Parlamento vota hoy el plan de rescate, pero ningún partido tiene mayoría
cerca la situación en los próximos días y seguirá garantizando la liquidez a los bancos solventes.
La “solución única” que el Eurogrupo quiere dar a los problemas de Chipre, con una quita encubierta sobre los depósitos bancarios, la explica el Eurogrupo por las “circunstancias excepcionales” de la isla: un paraíso fiscal con un sector financiero totalmente sobredimensionado –equivalente a ocho veces el PIB de la isla– y un alto porcentaje de capital extranjero, atraído en parte por la laxa aplicación durante la última década de las normas internacionales de transparencia.
El experimento chipriota, impensable hace menos de un año, pondrá a prueba la precaria estabilidad que la zona euro ha recuperado en los últimos meses, basada en la promesa del Banco Central Europeo de que hará todo lo necesario para garantizar la irreversibilidad del euro.