El Banco de Pagos cree que el optimismo bursátil no responde a datos reales
La clave está en los tipos bajos y la suavización del ajuste
Optimismo y más concretamente el “optimismo de los mercados” es el término más utilizado por los economistas autores del informe trimestral del Banco Internacional de Pagos (BPI) , con sede en Basilea, que actúa como un “banco central de los bancos centrales” de las economías más importantes del mundo. Y, sin embargo, la lectura del informe denota que el uso abusivo del citado “optimismo” es un elemento de lenguaje utilizado por los economistas del BPI para llamar la atención acerca del trecho que separa al eufórico estado de ánimo de los inversores internacionales y las miserias de la economía real, en especial en la zona euro.
Significativamente, el informe atribuye el “optimismo” inversor... a lo mal que van las cosas en la economía real, lo que garantiza la prolongación de las “políticas monetarias acomodaticias”, léase con tipos de interés inferiores a la inflación, así como “la moderación en el ritmo de la consolidación fiscal a corto plazo”. Afirmación esta última que sugiere que los mercados financieros son instintivamente keynesianos y en estos momentos de recesión no son partidarios del ajuste fiscal. Más madera para el debate irresuelto entre austeridad y crecimiento que han defendido con timidez François Hollande y Mariano Rajoy, partidarios de aliviar el rigor para evitar la espiral recesiva de sus economías. No en vano, el informe subraya como elemento favorable al “optimismo de los mercados” la superación del “precipicio fiscal” en EE. UU. que hubiera supuesto un efecto contractivo equivalente al 5% del PIB entre recortes de gastos y aumentos de impuestos.
El informe se ciñe a los hechos, los mercados bursátiles globales han subido un 23% desde “el mínimo alcanzado en junio del 2012 cuando la crisis en la zona euro seguía golpeando de lleno”. Y contrapone los máximos bursátiles –en Estados Unidos– con unos resultados económicos modestos en el citado país y la recesión en la zona euro en 2012, con “las economías del sur entrando en su cuarto año de recesión o próximos a ella” y de las que se espera una “mayor contracción” este año.
Conclusión: no puede decirse que “la mejora de los fundamentos económicos sea la causa de las recientes subidas bursátiles”. Para los economistas del BPI, el “renovado optimismo” en los
AUSTERIDAD O CRECIMIENTO Los mercados están más preocupados por la recesión que por los déficits públicos
mercados durante los últimos meses se explica “principalmente” por las expectativas de que las políticas monetarias seguirán siendo expansivas en un futuro.
Más adelante en su enumeración de los deteriorados indicadores de la economía real (mayormente el desempleo y especialmente el paro juvenil), los economistas del BPI lanzan un torpedo a la línea de flotación de los partidarios del ajuste fiscal por encima de cualquier otro objetivo en Europa. La trampa de la austeridad en la que se ha metido la zona euro se explica así: “como el PIB ha crecido más lentamente que la deuda pública en muchos países, el peso de sus deudas sobre sus economías ha seguido creciendo a pesar de sus esfuerzos de consolidación fiscal”. La observación renueva los argumentos de quiénes consideran que la zona euro no está en crisis por sus elevados déficit públicos sino que sus déficit públicos son elevados porque está en recesión.
El informe subraya hasta qué punto la intervención del presidente del BCE, Mario Draghi, fue decisiva para distender los diferenciales entre los tipos italianos y españoles a diez años y los alemanes. Pero también se deja llevar por el keynesianismo al atribuir efectos positivos sobre el optimismo a las decisiones de demorar los plazos y ritmos del ajuste fiscal en la zona euro.